Fuente: Voz Media
No intervendrás en asuntos internos. Es una máxima fundamental para el Departamento de Estado (DOS, por sus siglas en inglés), institución pública en asuntos de política exterior. Sin embargo, una investigación de la Comisión de la Pequeña Empresa de la Cámara de Representantes recoge pruebas de que el DOS intervino en la libre circulación de ideas dentro del territorio nacional.
Con la excusa de servir a su misión internacional, habría financiado a empresas privadas que operan dentro de las fronteras del país bajo el paraguas de la verificación de datos. Tras analizar más de 6.000 documentos, como aplicaciones a subvenciones, reportes privados de empresas e informes impositivos, y más de 40 horas de entrevistas y audiencias, los miembros del comité apuntaron contra la labor de una oficina del departamento: la Global Engagement Center (GEC).
This week Chairman @RepRWilliams and @HouseSmallBiz released an interim staff report detailing the Committee’s findings in its investigation into taxpayer funded censorship of small businesses.
— House Committee on Small Business (@HouseSmallBiz) September 12, 2024
Read more below. ⬇️https://t.co/087oKvce9a
En los papeles, la función de la GEC es combatir la propaganda y la desinformación extranjera. Fue creada después del 11 de Septiembre, con el primer impulso de comprender y disminuir la llegada de la propaganda terrorista. En su mira tiene (o dice tener) a estados como Rusia, China, Irán, y a organizaciones no estatales como grupos terroristas.
“Intencionalmente o no, la GEC impactó en el negocio de empresas nacionales“, aseguran los congresistas en el informe de este jueves. Pero incluso si no fue apropósito, debería haberlo sabido:
“El GEC debería ser consciente de ello, ya que se le exige que investigue exhaustivamente a cada adjudicatario antes de administrar los fondos y que lleve a cabo una diligencia debida similar antes de promover y probar cada herramienta de detección de desinformación”.
Intermediarios internacionales, destinatarios nacionales
En uno de los casos la GEC otorgó un premio al británico Institute for War and Peace Reporting, que a su vez derivó al menos parte del dinero al Poynter Institute for Media Studies, una organización sin fines de lucro con matriz en Florida.
Los fondos, que partieron del bolsillo de los contribuyentes, tenían por destino que más medios se unan al código de principios del International Fact-Checking Network’s (IFCN) de la organización. Una serie de correos desvela que miembros del departamento participaron en la evaluación de la credibilidad de algunos medios, incluyendo periódicos estadounidenses. En uno, un empleado cuestiona la credibilidad del medio americano The Daily Caller.
Otra organización que recibió dinero del GEC fue Park Capital Investment Group, registrada en Virginia. Se embolsó más de 6 millones de dólares en concepto de “investigación, analítica y tecnología para identificar y combatir la propaganda y desinformación de Estados extranjeros”.
Park destinó parte de este dinero a empresas que desarrollaban diversas herramientas para combatir la desinformaciónque serían probadas por miembros del departamento, y países y organizaciones internacionales. Herramientas (algunas) fabricadas por empresas estadounidenses como Factal, Presage Security, Inc. y Pendulum Intelligence Platform. Nada limitaba, sin embargo, a estas compañías estadounidenses a luego vender sus servicios fuera del país. Además, señala el reporte, algunos usuarios que las probaron, como empresas tecnológicas, también tienen presencia en Estados Unidos.
Entregados en colaboración con instituciones de otros países, hay otros premios internacionales que también habrían terminado impactando en el país. Por ejemplo, Amazon y Disney se sirvieron de un beneficiario cuya herramienta servía para proteger la reputación de las empresas, además de combatir la desinformación y las “amenazas electorales”.
Rankings de credibilidad
Entre las empresas promovidas por el GEC se encuentran algunas que elaboran clasificaciones de medios. Su objetivo es tildar a algunos medios como poco confiables para, en última instancia, perjudicarlos dañando su reputación, reduciendo su circulación o mermando su monetización.
En este punto la investigación se enfoca en el GDI (Global Disinformation Index), que recibió premios internacionales de la GEC y del NED (National Endowment for Democracy, un programa del DOS para fortalecer las democracias extranjeras). Un reporte del GDI de diciembre del 2022 sobre medios estadounidenses demuestra una tendencia clara: mientras que la lista de medios menos riesgosos incluye a NPR, el New York Times, BuzzFeed News; la de los más riesgosos nombra al New York Post, The Daily Wire y The Federalist.
Desde el departamento argumentaron que la clasificación fue creada por el GDI después de que le entregaran los fondos, por lo que desconocían su monitoreo de medios estadounidenses. Sin embargo, los representantes señalan, en su reciente reporte, que al pedir la financiación pública, el GDI aclaró que la mayoría de su trabajo apuntaba a los medios estadounidenses de habla inglesa:
“La GEC comprendió la naturaleza del trabajo de la GDI y, de todos modos, le dio dinero de los contribuyentes para ampliar sus capacidades”.