Por Victor Mendoza – voz.us
Los nacimientos en China han seguido una tendencia descendente drástica desde que el gobierno implementó la política del hijo único a comienzos de los años 80. Si bien es cierto que esta política se fue cambiando, eso no repercutió de inmediato en la tendencia cultural, por el contrario, entre 2021 y 2023, el número de niños en educación preescolar cayó casi un 15%, a poco menos de 41 millones.
No sorprende, entonces, que los jardines preescolares experimentaran una constante baja de asistentes, que se destaca en un informe del medio CNBC con base en los datos del Ministerio de Educación de China. Pero mientras la industria de las escuelas preescolares sufren, la industria del cuidado de ancianos tiene cada vez más demanda. Pero este es sólo un ejemplo de cómo la crisis demográfica está afectando al país.
En efecto, la llamada “economía plateada” es un sector que florece en la demanda de bienes y servicios para mayores y esta tendencia se seguirá profundizando dado que para 2040, alrededor del 30% de la población total tendrá más de 65 años.
El gobierno del PCCH intenta mostrar esta situación como una oportunidad de desarrollo diciendo que se trata de un sector social financieramente más sólido, y que la población jubilada tiene más dinero para gastar, pero se trata de un hecho preocupante. Pekín está intentando mitigar los efectos de la crisis del envejecimiento de su población, que a largo plazo puede devastar su sistema previsional, de seguridad y defensa, de salud y su economía en general.
El Ministerio de Asuntos Civiles de China emitió una guía sobre la “Acción de la Edad de Plata” para instar a los ciudadanos jubilados que han trabajado en educación, ciencia y agricultura a ser voluntarios para programas destinados a impulsar el crecimiento en regiones subdesarrolladas. Recientemente, también se aprobó un plan para aumentar gradualmente la edad de jubilación para evitar que se reduzca la fuerza laboral. Para 2040, China pretende elevar la edad de jubilación para todos los hombres de los 60 actuales a 63 años, y para las mujeres de 55 a 58 años. Estas edades siguen siendo inferiores a las de Estados Unidos o Japón, de manera tal que no parecen, ni remotamente, suficientes para paliar el problema.