UNAI CANO – Gaceta.es
Una comisión de expertos en Ontario, Canadá, ha publicado informes que destacan varios casos de eutanasia en los que pacientes vulnerables solicitaron el procedimiento por razones sociales, como la soledad o el temor a quedar sin hogar. Estos hallazgos han generado preocupación sobre la aprobación de la eutanasia en personas que se enfrentan a condiciones de vida adversas, más allá de problemas médicos terminales.
Según los informes, el sistema canadiense de eutanasia, conocido como MAiD (Asistencia Médica para Morir), exige que haya motivos médicos para acceder al procedimiento, como un diagnóstico terminal o dolor insoportable. Sin embargo, la comisión ha identificado situaciones en las que la eutanasia se aplicó por factores adicionales, como una «necesidad social insatisfecha«. La doctora Ramona Coelho, miembro de la comisión, subrayó la relevancia de estos hallazgos, afirmando: «Es crucial que finalmente haya un informe oficial que reconozca estos casos alarmantes».
Uno de los casos reseñados es el del «señor A«, un hombre desempleado de unos 40 años, con antecedentes de enfermedad mental y abuso de sustancias, además de una dolencia intestinal crónica. La comisión cuestiona si se hizo lo suficiente para aliviar su dolor antes de aprobar la eutanasia. Este caso ha causado controversia, ya que algunos expertos temen que la recomendación del procedimiento, realizada durante una evaluación de salud mental, pudo haber influido en la decisión final de la víctima. Además, el hecho de que fuera trasladado al centro de aplicación de la eutanasia por los mismos profesionales encargados de llevar a cabo el procedimiento generó inquietud sobre una posible presión indebida.
Otro caso examinado fue el de la «señora B«, una mujer de más de 50 años con antecedentes de trastorno de estrés postraumático y síndrome de sensibilidad química múltiple. Socialmente aislada y con problemas para sufragar su vivienda, solicitó la eutanasia principalmente debido a su situación residencial insatisfactoria. La comisión no logró consenso sobre la justificación de su muerte: algunos consideraron que sus condiciones sociales deberían haberla excluido del acceso a la eutanasia, mientras que otros argumentaron que, si se han explorado todas las alternativas sin éxito, las necesidades sociales podrían ser consideradas irremediables.
La investigación de Associated Press reveló que muchos médicos y enfermeras en Canadá sienten incomodidad al recibir solicitudes de eutanasia de personas en situaciones vulnerables, especialmente cuando el sufrimiento podría aliviarse mediante apoyo económico o acceso a una vivienda digna. Los proveedores de salud expresaron inquietud ante casos en los que, aunque los pacientes cumplen con los requisitos legales de MAiD, su sufrimiento podría ser prevenible mediante un mejor soporte social.
Estos informes, surgidos tras una revisión exhaustiva de casos anónimos, son parte de un esfuerzo por entender mejor las solicitudes de eutanasia en Canadá y evaluar cómo estos factores sociales podrían influir en futuras decisiones sobre el acceso al procedimiento.