Oriana Rivas – Panam Post

China está lejos de ser la sociedad perfecta a pesar de la vigilancia de la dictadura con más 500 millones de cámaras de vigilancia repartidas en todo el país, el adoctrinamiento sobre la población dirigido por el Partido Comunista o el poder económico que convierte al gigante asiático en la segunda potencia mundial.

La prueba está en los cinco ataques masivos que ocurrieron en menos de dos meses en China. En uno de estos, ocho personas murieron y 17 resultaron heridas luego de que un hombre de 21 años los acuchillara en el Instituto Vocacional de Artes y Tecnología de Wuxi, en la ciudad de Yixing. El motivo: reprobó varios exámenes y no estaba satisfecho con el bajo salario como pasante en una fábrica. Un comunicado de la policía detalló que “decidió desahogar sus frustraciones a través del ataque”.

Solamente en uno de los cuatro ataques se habló de motivos laborales relacionados con faltas de pago. Sin embargo, el régimen está viendo un patrón. Por eso, desde Pekín están priorizando los abonos a trabajadores de la construcción “con el objetivo de mantener la estabilidad social en tiempos económicos turbulentos”, tal como reseña South China Morning Post. Es otro síntoma de una profunda crisis en el país que gobierna Xi Jinping, empeorada por la falta de ingenieros civiles, la crisis inmobiliaria, así como también la ansiedad y depresión detectada en la clase media por la actual incertidumbre económica.

Nuevos ataques masivos en China

El Consejo de Estado chino se reunió esta semana para abordar las deudas que mantienen con trabajadores. “El objetivo es prevenir firmemente cualquier incidente masivo importante o eventos extremos atroces desencadenados por atrasos salariales, para salvaguardar el sustento básico de la gente y mantener la armonía y la estabilidad social”, dice un comunicado oficial.

Enfocan su atención en trabajadores migrantes, de los cuales hay 300 millones en China, según el portal de noticias con sede en Hong Kong. Todo empeora teniendo en cuenta que el gigante asiático padece una creciente presión sobre el empleo y los salarios por el efecto dominó que trajo la crisis inmobiliaria iniciada hace tres años con el colapso de Evergrande Group.

Hay otros ataques masivos registrados en China además del acuchillamiento que dejó ocho muertos. El pasado 19 de noviembre un hombre de 39 años a bordo de un vehículo arrolló a estudiantes que llegaban a una escuela primaria ubicada en la provincia china de Hunan, solo hubo heridos. Días antes, un conductor atropelló a una multitud de personas que hacía ejercicio en un complejo deportivo en la ciudad de Zhuhai, al sur de China, dejando 35 muertos y 43 heridos. Según las autoridades, estaba molesto por la división de los bienes en su divorcio.

Medidas del régimen para saldar deudas

Los trabajadores migrantes inundaron el sector de la construcción, en medio de un rápido crecimiento del mercado de bienes raíces y el desarrollo de infraestructuras, pero ahora el contexto es diametralmente diferente, porque la inversión inmobiliaria en China cayó 10,2 % en los primeros siete meses de 2024 respecto al año anterior, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS), provocando que la mano de obra padezca las consecuencias.

Desde 2023 la dictadura comunista trata de abordar las deudas salariales. La agencia Xinhua reportó entonces que el régimen “ayudó a 94 millones de trabajadores migrantes a recuperar 100.000 millones de yuanes en salarios impagos”. Desde Pekín buscan respaldar a los gobiernos locales que se enfrentan a enormes deudas con trabajadores. Sin embargo, parece un asunto complejo de abordar para un país que a pesar del poder económico que proyecta, padece fracturas en su funcionamiento interno.

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