Por Gabriela Moreno – Panampost.com

Los desbarajustes que provoca la ley trans en España no paran de sumar casos insólitos e indignantes. Ahora, un hombre que manifestó haberse cambiado de género logró ingresar como bombero del Ayuntamiento de Madrid pese a postularse a las pruebas como mujer sin haberse sometido a una reasignación de sexo.

El aspirante a formar parte de la institución –que atiende en promedio unas 25000 emergencias anuales con sus 550 funcionarios adscritos en la capital española– se registró en el proceso de postulación con un nombre masculino, el cual se desconoce si lo mantiene en su reasignación registral de sexo o lo ha cambiado por uno femenino, según un reporte de ABC.

El rendimiento como hombre del aspirante a bombero trans en Madrid lo posicionó en el puesto 201, pero al alegar que es una mujer consiguió que un tribunal lo ascendiera al puesto 101. Con la maniobra, logró obtener una de las 126 plazas disponibles. Con su puntación inicial, lógicamente, habría quedado fuera.

David L. Y. –única identidad conocida– ha concurrido antes a concursos institucionales de otros entes estatales, como la policía local de Getafe, donde se presentó como persona masculina, manipulando así su identidad de género a su conveniencia.

Bajo investigación por fraude

El panorama que propició la ley trans aprobada el año pasado con el impulso de la exministra de Igualdad Irene Montero ha permitido 5900 cambios registrales de sexo, de los cuales solo 100 han sido denegados.

El caso de David es una muestra del caótico escenario que derivó de la polémica ley trans de Montero. Aunque él logró una nota en la prueba teórica y psicotécnica de 6,08 y de 8,32 en las físicas (como hombre), promediando con ambos resultandos una media de 7,2 puntos, al salir las calificaciones definitivas le “corrigieron” las físicas con baremo de mujer, subiendo a 9,71, lo que elevó su promedio a 7,895, consiguiendo así la plaza que bajo los parámetros masculinos no había alcanzado y quitándole el trabajo a quien se había posicionado en la casilla 126, que salió de la lista de clasificados.

El bombero trans se sumó de esta manera a dos mujeres biológicas que fueron las únicas en aprobar las evaluaciones físicas que incluyeron carreras de 200 y 1500 metros, así como pruebas de natación, cuerda y torre, y habilidades funcionales.

¿Engañó al sistema? La respuesta es muy clara cuando en las pruebas físicas definitivas David utilizó el baño y el vestuario masculino (junto a su hermano gemelo, que sí consiguió ingresar con su género original), e incluso llevó el traje de baño masculino, como establece la norma del Consejo Superior de Deportes, durante el examen de natación.

Si para entonces hubiese estado considerada mujer, debió haber llevado también la parte superior del traje de baño, como obliga el CSD. Ahora le corresponde al Área de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid indagar un posible fraude general previsto en los artículos 6 y 7 del Código Civil español, con el fin de determinar si David logró la inscripción definitiva en el registro como mujer antes de realizar las pruebas en las oposiciones o si en ese momento aún estaba en trámite y, por lo tanto, carecía de validez legal su reclamo.

Argucias que no se sostienen

David repite la estrategia del hombre que en abril del año pasado durante las evaluaciones para ingresar a la policía local de Torrelodones alegó en la prueba de balón medicinal que debía utilizar el asignado a las  aspirantes femeninas (de menor peso) porque se sentía mujer. Y así lo hizo.

Sin embargo, la argucia tiene un efecto corto si se toma en cuenta que el aspirante a policía no pudo evitar que el ente de seguridad descubriera que había incumplido con el cambio registral en tiempo y forma, por lo que se quedó sin el puesto.

Ante el escándalo por ambas actuaciones, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, asegura que existen instrumentos normativos “suficientes” para garantizar la aplicación correcta de la ley trans. Afirma que “aquellos que insisten en esta irresponsable actitud no solo están desprestigiando esta ley y los derechos de este colectivo, sino a nuestro propio ordenamiento jurídico constitucional”. Como era de esperarse defiende el legado de su antecesora. “El problema no es la ley, que en la inmensa mayoría de supuestos se aplica correctamente. El problema lo tienen quienes abusan de la ley”, sostiene.

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