Fuente: Panam Post

Por Oriana Rivas

México anunció hace pocos días la incautación “más grande que se haya hecho” de pastillas de fentanilo. La presidente, Claudia Sheinbaum, indicó que ocurrió en el estado de Sinaloa como parte de una investigación “que venía desde hace tiempo”. Mientras que Joe Biden, el presidente saliente de Estados Unidos, agradeció a su homóloga “por su liderazgo y colaboración”.

Sin embargo, esta incautación récord ocurre casualmente cuando México se enfrenta a una posible imposición de aranceles en la próxima Administración Trump. El presidente republicano electo presionó a los países vecinos por el paso de migrantes irregulares y la llegada de fentanilo a EE. UU. y tal parece que funcionó, incluso antes de que llegue a la Casa Blanca. El riesgo de que la economía mexicana deba soportar un impuesto del 25 % sobre los productos que exporta a la nación americana hizo que Sheinbaum se doblegara.

En detalle, la cantidad confiscada ronda los 300 kilos de fentanilo en un domicilio de Sinaloa y otros 800 kilos de la misma droga en una camioneta, el equivalente a unas “20 millones de dosis”, explicó la presidente mexicana, teniendo en cuenta que el consumo de una persona adicta a lo largo de un año “es como un sobrecito de azúcar”. Un día después, las autoridades anunciaron la detención de Adrián ‘N’, alias ‘El Gallero’, relacionado con el hallazgo. Cabe preguntarse por qué justo ahora el gobierno del país norteamericano pone manos a la obra de esta manera y no en los cuatro años anteriores de la Administración Biden.

Los insuficientes esfuerzos de Biden

Biden también aprovechó la incautación de fentanilo en México para agregar que bajo su mandato, hizo de la lucha contra la crisis de drogas “un eje central de su Agenda de unidad en el país y de su cooperación con los líderes mundiales”. Si bien mencionó que en dicho periodo incautaron “más fentanilo en la frontera en los últimos dos años que en los cinco años anteriores juntos”, la realidad es que no ha sido suficiente.

Las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) indican que el decomiso de fentanilo pasó de 2173 kilogramos en el año fiscal 2020 a más de 11607 kilogramos en el 2023, un aumento de más del 400 %. Aún así, solamente en 2022 hubo 73654 muertes en EE. UU. por esta droga sintética —50 veces más potente que la heroína—, de acuerdo con fuentes oficiales. A eso hay que añadirle que la llegada de precursores (con los cuales se fabrica el fentanilo) sigue llegando desde países como China rodeados de grises legales por su uso para fabricar otros productos.

En paralelo, las negociaciones entre el saliente gobierno de Biden y el régimen comunista de Xi Jinping quedaron sujetos a otras enemistades diplomáticas que hicieron retroceder los esfuerzos. En conclusión, es como si cada día en EE. UU. se estrellara un avión con 200 pasajeros a bordo, una trágica analogía hecha por el representante republicano Mike Gallagher.

Sheinbaum se excusó con un mensaje que raya en lo optimista. Dijo que la reciente incautación de fentanilo “fue una muy buena acción” y que “van a continuar la atención a las causas y la cero impunidad”. A la mandatario mexicana parece no quedarle de otra cuando llegan presiones de su principal socio comercial, el que representa más de tres cuartas partes de las exportaciones mexicanas.

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