Fuente: Hispanidad
A finales del pasado mes de noviembre, en Reino Unido, la Cámara de los Comunes (cámara baja) aprobó un proyecto de ley de eutanasia, denominada ‘Proyecto de ley sobre adultos con enfermedades terminales (final de la vida)’, que permite a enfermos en etapas terminales, mayores de 18 años, pedir que les maten.
Este proyecto de ley fue presentado por la diputada laborista Kim Leadbeater, o sea, del partido del actual primer ministro Keir Starmer.
Pero se da la circunstancia de que en ese muy ‘democrático’ y ‘respetuoso con los derechos humanos’ país, en este momento, las herencias están libres de impuestos si el fallecido tiene menos de 75 años. Pero si el fallecido muere con más de 75 años, los herederos deberán pagar hasta un 45% en impuestos.
Lo que puede plantear la disyuntiva, a muchas personas enfermas terminales que no han cumplido todavía los 75 años, de pedir la eutanasia ya, para no perjudicar a sus herederos: ya sea porque se lo plantean ellos mismos o ya sea porque se lo ‘sugieren’ los herederos.
Por no hablar de las presiones del Estado para ahorrarse dinero en el pago de pensiones, pago que en muchos países occidentales empieza a ser inasumible.
Intención esta última que no hay que descartar…, por ejemplo en el Gobierno de Starmer.
De hecho, según explicó Andrew Tully, especialista en pensiones, a The Telegraph, si la eutanasia se aprueba, los enfermos terminales podrían enfrentarse a la difícil disyuntiva de prolongar su vida o salvar a las familias de un pago elevado…
Esta disyuntiva en particular pero también la eutanasia en general, ambas absolutamente irrespetuosas con la dignidad humana, no han pasado desapercibidas para la iglesia católica británica que ya ha comenzado a dar la voz de alarma.
Por ejemplo, Mons. Mark O’Toole, arzobispo de Cardiff-Menevia en Gales aseguró que «el nuevo proyecto de ley marca un momento muy serio para nuestro país. Plantea preguntas serias sobre qué tipo de sociedad queremos ser» y recordó lo que ya ha pasado en otros países: «Si el proyecto de ley llegara a convertirse en ley, la experiencia de países como Canadá, Bélgica, los Países Bajos y algunas partes de los Estados Unidos muestra que los más vulnerables rápidamente se sienten en riesgo». «En Oregón, a menudo sugerido como un modelo por los partidarios del suicidio asistido en el Reino Unido, más del 47 por ciento de aquellos que lo aceptan citan ser una carga para la familia, amigos y cuidadores como una razón». También recordó que Bélgica ha ampliado un permiso inicial que era solo para adultos para permitir la eutanasia voluntaria de niños: «Se han visto algunos casos extraordinarios: eutanasia para anorexia nerviosa, eutanasia para alguien que se arrepintió de una reasignación de género, eutanasia de gemelos que temían perder la vista», recogió Infocatólica.
Asimismo, el obispo de Portsmouth, Mons. Philip Egan, en su carta pastoral titulada ‘No Matarás’, además de asegurar que el suicidio asistido es gravemente inmoral, una ofensa contra Dios y «una maldad disfrazada de bondad», advirtió a los fieles que no movilizarse contra el proyecto de ley es «capitular ante la misma ideología contra la que Gran Bretaña luchó en la Segunda Guerra Mundial». El prelado denunció que el suicidio asistido pone «una presión intolerable sobre los más vulnerables: los enfermos, los ancianos, los discapacitados y los moribundos». «Los tienta a sentir que son una carga creciente y un gasto financiero para su familia y para otros», señaló. «En otras palabras, el derecho a morir se convierte ineludiblemente en una presión para morir y luego en un deber de morir», recogió el mismo medio.
De igual forma, el obispo de Nottingham, Patrick McKinney, advirtió que estamos ante una «ley devastadora» que afectará especialmente a los enfermos y vulnerables: «Basado en la experiencia de otras jurisdicciones que han aprobado leyes similares, no tengo dudas de que esto no se trata solo de cambiar la ley; estamos a punto de presenciar un cambio devastador en nuestra cultura y sociedad. El principio fundamental de que no nos involucramos en causar la muerte de otros será reservado para los fuertes y saludables, mientras que las personas gravemente enfermas y vulnerables ya no gozarán de tal protección», recogió Infocatólica.
Y es que la ingeniería social que pretende imponer el Nuevo Orden Mundial mediante leyes que atentan contra la ley natural en su vertiente del derecho a la vida, como el aborto y la eutanasia, siguen la misma táctica:
Primero se plantean para casos extremos, apelando a la ‘humanidad’. Cuando consiguen el consenso social esas leyes se amplían y generalizan. Luego se convierten en un derecho (como reconocerlas en las Constituciones). Y el último paso es convertirlas en obligación bajo penas de sanciones.
Pero la perversión e inhumanidad de esas leyes las acaban pagando los más débiles y vulnerables de la sociedad: niños en gestación, personas con discapacidad, enfermos, ancianos… Lo que no habla muy bien del respeto por la dignidad humana de la muy ‘desarrollada’ civilización occidental.
En ello estamos. En ello está Reino Unido. Y en ello está España y otros muchos países occidentales…