Celeste Caminos – Mundo Libre Diario
El Gobierno de Panamá ha firmado un contrato por 2,2 millones de dólares con la firma estadounidense AECOM USA para actualizar el plan maestro de un tren que conectaría la capital panameña con la frontera de Costa Rica. Este movimiento estratégico marca un nuevo rumbo para un proyecto originalmente impulsado por China y valorado en más de 4.000 millones de dólares en 2019.
El anuncio fue realizado en un acto oficial encabezado por el presidente José Raúl Mulino, quien señaló que este acuerdo simboliza no solo un compromiso con la modernización de la infraestructura nacional, sino también una reafirmación de los lazos con socios estratégicos como Estados Unidos. Este giro ocurre en medio de crecientes tensiones internacionales por la influencia del régimen chino en América Latina.
Un proyecto renovado con enfoque estadounidense
El contrato con AECOM tiene como objetivo reactivar un proyecto que había quedado en suspenso tras el estudio de factibilidad presentado por China en 2019. La actualización del plan incluirá nuevos tramos, como la conexión entre Panamá Pacífico y la capital, y modificaciones en las rutas que llegarán hasta Paso Canoas, en la frontera con Costa Rica. Además, se analizarán opciones para cruzar el Canal de Panamá, integrando el proyecto con otras obras en curso, como el túnel de la Línea 3 del Metro.
“El tren no solo representa un eje de desarrollo económico, sino también una clara intención de fortalecer la cooperación con socios estratégicos como Estados Unidos”, destacó el secretario del Ferrocarril, Henry Faarup, durante el anuncio.
El plan maestro abarcará estudios técnicos, análisis de demanda, diseño conceptual y estrategias de implementación, con miras a reactivar uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de la región.
La sombra del plan original de China
El proyecto ferroviario fue concebido originalmente por el expresidente Juan Carlos Varela tras el establecimiento de relaciones diplomáticas con China en 2017. En ese momento, el estudio de factibilidad realizado por China Railway Design Corporation estimó una inversión de 4.100 millones de dólares, con trenes capaces de transportar hasta 750 pasajeros y alcanzar velocidades de 160 km/h.
Sin embargo, el cambio de administración en Panamá y las crecientes preocupaciones internacionales sobre los proyectos financiados por China llevaron a la paralización del plan. Las denuncias sobre el uso de infraestructura como herramienta de influencia geopolítica y la «trampa de deuda» por parte del régimen chino también contribuyeron a la reconsideración de los socios del proyecto.
Influencia de las críticas de Donald Trump
La decisión de retomar el proyecto con el respaldo de una empresa estadounidense llega poco después de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, criticara la creciente influencia de China en Panamá, particularmente en torno al Canal de Panamá.
Como es sabido, Trump es un hábil negociador y estaba quejándose también de las excesivas tarifas que cobraban por el uso del canal a EE. UU., amenazando que este debería volver a pertenecer al país norteamericano.
El sábado pasado, en su red Truth Social, Trump advirtió que no permitiría que el canal -cedido por EE. UU. a Panamá- cayera en «manos equivocadas» y advirtió sobre la posible influencia china en el paso, escribiendo que el canal no debería ser administrado por el país asiático.
Días después, en sentido irónico, realizó un saludo de Navidad para los «soldados chinos» en el Canal de Panamá.
“Feliz Navidad a todos, incluidos los maravillosos soldados de China, que operan amorosamente, pero ilegalmente, el Canal de Panamá (donde perdimos 38.000 personas en su construcción hace 110 años), siempre asegurándose de que Estados Unidos invierta miles de millones de dólares en dinero para ‘reparaciones’, pero no tienen absolutamente nada que decir sobre ‘nada’, escribió.
Con esta nueva dirección, Panamá parece inclinarse hacia una mayor colaboración con Estados Unidos, reafirmando su papel como un aliado clave en la región. Este cambio también refleja la voluntad de Mulino de reducir la dependencia de socios como China, cuya influencia en proyectos de infraestructura ha sido objeto de escrutinio global.
A través de la ‘Iniciativa Una Franja, Una Ruta’, el régimen chino busca asegurarse sectores estratégicos clave para su propia supervivencia.
De esta forma, el régimen totalitario chino se aprovecha de la necesidad de países asfixiados financieramente. No es casualidad que muchos de sus préstamos hayan ido a países africanos, latinoamericanos y de Medio Oriente, considerados deudores de alto riesgo.
Asimismo, al tratarse de un régimen totalitario, las promesas de inversión conllevan intereses ocultos, tales como la censura y el espionaje.