Fuente: Mundo Libre Diario
Wuhan, la capital de la provincia de Hubei, no solo es conocida por su historia y su influencia económica, sino también por albergar uno de los sistemas de represión más despiadados, principalmente hacia los practicantes de Falun Gong, creencia espiritual también conocida como Falun Dafa.
El Centro de Lavado de Cerebro Yusunshan, ubicado en el distrito de Jianghan, se ha consolidado como un lugar central para la persecución de esta disciplina espiritual. Allí, los practicantes son sometidos a tormentos físicos y psicológicos diseñados para forzar su renuncia a la fe.
Vigilancia total las 24 horas
Los practicantes detenidos en el Centro Yusunshan enfrentan un régimen de vigilancia constante. Cada uno de ellos es monitoreado las 24 horas del día por dos empleados, incluso durante sus visitas al baño. Estos monitores no solo supervisan cada movimiento, sino que también controlan la cantidad de alimentos que reciben y deciden cuándo se les permite dormir. Cámaras de seguridad cubren cada rincón del centro, salvo los aseos, mientras que personal médico verifica diariamente su presión arterial, contribuyendo a una atmósfera de total control.
El equipo del centro está compuesto por ocho «instructores» que trabajan en turnos rotativos de cuatro días. A ellos se suma personal auxiliar, como los encargados de la cocina, que también opera bajo un esquema similar.
Tortura física y psicológica
El proceso de lavado de cerebro comienza con la recopilación de información detallada sobre los practicantes y sus familias. Con estos datos, se diseñan estrategias personalizadas de manipulación. A diario, los practicantes son obligados a ver videos propagandísticos que difaman a Falun Gong, mientras los monitores los amenazan con prolongar su detención o incluso encarcelarlos si no renuncian a su fe.
En los casos en que los practicantes resisten, se les administran fármacos psiquiátricos en los alimentos para debilitar su voluntad. Si aún así no ceden, son sometidos a jornadas de tortura física, como permanecer de pie inmóviles desde las 8:30 hasta las 18:00, durante meses, lo que provoca una inflamación extrema en las piernas y los pies. Mientras están en esta posición, se les obliga a seguir viendo videos de propaganda. Cuando no logran escribir voluntariamente declaraciones de renuncia, los monitores les sujetan las manos para forzar su firma.
Manipulación mental y humillación constante
Además del tormento físico, los practicantes son obligados a copiar documentos de sentencias judiciales, como una forma de intimidación psicológica. Aquellos que acceden a cumplir estas órdenes reciben recompensas en forma de alimentos adicionales, a menudo con carne, lo que subraya el intento de manipularlos a través de necesidades básicas. Incluso después de que un practicante cede y renuncia a Falun Gong contra su voluntad, debe insultar públicamente al fundador de la disciplina antes de cada comida, como muestra de su supuesta «transformación».
Una figura clave en este proceso es Chen Bin, un practicante que abandonó su fe y ahora colabora con las autoridades. Chen se dedica a distorsionar las enseñanzas de Falun Gong y a forzar a otros practicantes a estudiar material propagandístico que denigra la disciplina. Al final de este «plan de estudios», los practicantes deben pasar exámenes que evalúan su actitud hacia Falun Gong. Cualquier respuesta que demuestre apego a la fe resulta en una prolongación de su detención y más sesiones de adoctrinamiento.
Para obtener su libertad, los practicantes deben superar el examen, firmar una declaración de renuncia y leerla públicamente. Solo después de la aprobación de un comité de evaluación, son liberados bajo estricta supervisión de las autoridades locales.
¿Qué es Falun Gong?
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una disciplina espiritual basada en los principios universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Sus practicantes combinan estas enseñanzas con ejercicios suaves y meditación que promueven la salud física y el crecimiento espiritual. Aunque se originó en China, Falun Gong se practica libremente en más de 100 países, y sus beneficios han sido reconocidos por personas de diversos orígenes.
Sin embargo, en 1999, el régimen comunista chino, liderado por Jiang Zemin, inició una campaña de difamación y persecución contra esta disciplina. Primero, se prohibió la práctica en espacios públicos, y luego, a través de una intensa maquinaria de propaganda estatal, se comenzó a arrestar y encarcelar a miles de practicantes.
A su vez, el Partido Comunista chino (PCCh) ha liderado una campaña para desprestigiar en el extranjero -principalmente en EE. UU.- a Falun Dafa y las actividades promovidas por sus practicantes, como el prestigioso espectáculo Shen Yun.
Resistencia pacífica ante 25 años de persecución
A pesar de más de dos décadas de persecución, los practicantes de Falun Gong dentro y fuera de China han persistido en su esfuerzo por exponer la verdad. Arriesgando sus vidas, los creyentes chinos distribuyen materiales informativos, colocan pancartas y hablan directamente con las personas para generar conciencia. En el extranjero, los practicantes han sido fundamentales para dar a conocer estas atrocidades, sensibilizando a la comunidad internacional.
Con el tiempo, su dedicación ha comenzado a dar frutos. Cada vez más personas en China están comprendiendo la verdad sobre Falun Gong y cuestionando la narrativa oficial. Aunque la persecución persiste, el espíritu de resistencia pacífica de los practicantes sigue inspirando a millones alrededor del mundo.