Fuente: Voz Media
Por Karina Mariani
Finalmente llegó la segunda investidura de Donald Trump, inéditamente realizada en el interior del Capitolio debido al inmisericorde frío. La ceremonia y los eventos que la precedieron dieron tanto material periodístico que es posible que los medios tarden semanas en desmenuzar cada detalle. Reordenamientos políticos, danzas de todo tipo, gestos ridículos, caras largas y guiños inesperados, es mucho lo que pasó en tan pocas horas.
Para sorpresa de nadie, el flamante presidente de EEUU pronunció un discurso que pareció conciliador… por unos escasos minutos. Luego volvió a ser el Trump desafiante que el mundo conoció durante la prolongada campaña de retorno que comenzó hace 4 años. En su discurso destrozó a sus oponentes y prometió una “época dorada“. Donald Trump tomó posesión como el 47º presidente de Estados Unidos realizando varios anuncios que hacen adivinar el perfil de cómo será su segunda vez al frente de la Casa Blanca.
Se destacan de sus primeras horas al timón, sus órdenes contra el flujo inmigratorio ilegal, contra las políticas woke y una agresiva mirada geopolítica destinada a recuperar el rol de liderazgo del país frente a un mundo mucho más complejo, belicoso e inestable que el que dejó cuando abandonó su primera presidencia.
Trump firmó muchísimas órdenes ejecutivas. No sólo está en su derecho, el daño realizado al país y al mundo por la Administración de su antecesor las convierten en una prioridad y una urgencia. Pero la vertiginosa jornada de declaraciones y medidas dejó, no obstante, una catarata de reacciones que merecen ser destacadas:
Puesto n°1: La hipocresía papal
Pocas horas antes de la jura de Trump como 47° presidente, el papa Francisco calificó de “vergüenza” a los planes de realizar deportaciones masivas. Es necesario recordar que se trata del mismo papa que dijo que Trump no era cristiano, durante la campaña presidencial de 2016, a raíz de la promesa del republicano de construir un muro fronterizo.
Bergoglio es partidario de la política de las fronteras abiertas en todas partes menos en el Vaticano, donde impone con puño de hierro duras penas de prisión y sanciones de 25.000 euros a quienes entren de forma ilegal en su territorio. Quienes sean señalados por la Administración de Francisco como “ilegales” no podrán visitar el territorio en un periodo de 15 años.
La definición de “ilegal” del papa Francisco es: “Introducción por violencia o engaño en el territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano”. La Administración Bergoglio sostiene que el delito se agrava y se aumenta la pena si el delito se comete con el uso de armas de fuego, sustancias corrosivas o por varias personas.
El papa que impone tan restrictivas reglas para su territorio, no se ha sonrojado ni un poquito al juzgar que está mal si se hace en territorio ajeno. Así que al referirse a las políticas que piensa implementar Trump dijo: “¡Eso no se hace! Esa no es la manera de resolver las cosas. Así no se resuelven las cosas”.
Puesto n°2: La hipocresía del Partido Comunista Chino
El Gobierno de Xi Jinping se mostró consternado por la retirada de Trump del acuerdo climático. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Guo Jiakun, sostuvo: “El cambio climático es un desafío común que enfrenta toda la humanidad y ningún país puede permanecer inmune o resolver el problema por sí solo”.
Lo notable es que desde hace décadas, China supera a Estados Unidos en emisión de gases y es el mayor emisor anual de gases de efecto invernadero del mundo. De hecho, durante largos períodos, China emite más gases que el resto del globo combinado.
Frente a la evidencia de que es China, a través de la colonización de organismos internacionales, la potencia que utiliza cínicamente la narrativa de la alarma climática para imponer el decrecimiento de occidente; Trump anunció el retiro de EEUU del Acuerdo Climático de París: “Me retiro inmediatamente de esta estafa injusta y unilateral del Acuerdo Climático de París”.
China también acusó a Trump de hacer bullying debido a la reinstalación de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Guo Jiakun dijo que la lista confeccionada por Washington “revela plenamente el rostro hegemónico, autoritario y acosador de Estados Unidos”.
Jiakun también señaló que China continuará apoyando a la Organización Mundial de la Salud después de que Trump abandonara la agencia, diciendo que debería fortalecerse, no debilitarse.
Puesto n°3: La hipocresía demócrata frente a Winston Churchill
Donald Trump no esperó ni un minuto para volver a colocar el busto de Winston Churchill en una mesa de la Oficina Oval, en claro homenaje al hombre cuyo coraje impulsó la lucha contra el nazismo.
Pero es importante recordar que el busto de bronce, regalo del Gobierno británico a George Bush en 2001, se convirtió en un símbolo de lo que los presidentes pensaban del líder británico, debido a cómo ha sido sistemáticamente reubicado conforme se tratara de una Administración demócrata o republicana.
Obama lo trasladó a una mesa fuera de la Sala de Tratados de la Casa Blanca en 2008, y fue devuelto a la Oficina Oval por Trump en 2017, luego el presidente Joe Biden lo retiró en 2021 para no tener que verlo. Ahora, el buen Winston está de nuevo en el lugar que merece.
Puesto n°4: El ‘teletrabajo’ federal, símbolo del Gobierno elefantiásico
El presidente Trump ha ordenado que los trabajadores federales vuelvan a la oficina, luego de años de trabajo remoto que comenzó durante el bienio covídico. Para una Administración que quiere reducir el Gobierno federal, descubrir qué empleados están comprometidos con su trabajo puede facilitar la reducción de la planta.
Cuando Musk y Ramaswamy fueron nombrados al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), afirmaron que no sólo se necesitaban menos empleados federales sino que se les debía exigir que vayan a la oficina cinco días a la semana; estimando que esta medida generaría una ola de retiros voluntarios. Muchos informes periodísticos han destacado que el complejo gubernamental federal de Washington DC es “una ciudad fantasma” y que los edificios federales están casi vacíos.
Puesto n°5: La hipocresía del progresismo frente a la realeza digital
La ubicación de los popes de empresas digitales durante la ceremonia fue la comidilla de los medios y de las RRSS. Desde la lasciva mirada de Zuckerberg a los pulposos encantos de la esposa de Bezos, pasando por la histeria progresista al sentirse traicionada por quienes consideraba, hasta hace pocos días, aliados incondicionales de sus demenciales dogmas.
El mundo woke parece haberse desayunado en las últimas horas de dos axiomas que trascienden tiempo y espacio: “negocios son negocios” y “el poder ordena y organiza”.
La organización del Presidente permitió a los directores ejecutivos de las empresas tecnológicas sentarse en donde se sintieran a gusto en la rotonda, y los asientos fueron una sorpresa. En sitios privilegiados se veía a Sundar Pichai, Elon Musk, Tim Cook, Mark Zuckerberg o Jeff Bezos codeándose con Kristi Noem o Robert F. Kennedy Jr. ¿A dónde había ido ese pasado en el que estos millonarios eran piezas del poder demócrata? Rachel Maddow, atormentada por las imágenes de la ceremonia, se preguntaba frente a las cámaras “¿cómo está sucediendo esto?”.
Pocos días antes, Sam Altman expuso una carta que había recibido de Elizabeth Warren ofendida por la donación de un millón de dólares de Altman al fondo inaugural de Trump.
Según Warren se trataba de una compra de favores. Altman señaló que la donación era a título personal pero expuso la hipocresía de la senadora al señalar que nunca había recibido una carta así cuando contribuía con eventos y políticos demócratas.
Premio mayor: La hipocresía de la izquierda por el saludo de Elon
Otra de las muestras de hipocresía cabal de la izquierda surgió cuando el propietario de X, durante un discurso, realizó un gesto poniendo su mano en el corazón y extendiéndola hasta el frente. La izquierda mundial se sincronizó para decir que se trataba de un saludo nazi.
Cuando Musk realizaba el gesto estaba ofreciendo su corazón a los simpatizantes de Trump. Pero los sumos sacerdotes de la cultura woke no están interesados en hechos sino en sus ridículos relatos.
Se trata, paradójicamente, de los mismos periodistas, políticos e influencers que no han criticado ni condenado los ataques antisemitas contra Israel y contra los judíos de todo el mundo. Son los mismos que han mostrado sin pudor su antisemitismo desde el 7 de octubre de 2023. O sea, gente que no logra ver el antisemitismo criminal en progromos, marchas amenazantes, llamados a boicots, violaciones, golpizas y atentados contra judíos, resulta que se convierten en someliers de gestos antisemitas imaginarios. Esta actitud retorcida, no sólo habla de la hipocresía de la izquierda, también da cuenta del mundo imaginario en el que viven.
Se espera que veamos muchas muestras más de hipocresía woke en los próximos días. Los defensores de la democracia han avalado el nepotismo de los indultos preventivos, por ejemplo. Trump y su Gobierno deberán blindarse ante una izquierda radicalizada que no se resigna a perder el control de la discusión pública y del relato progresista con el que marcaron las políticas totalitarias a escala global en los últimos 4 años.
Mientras tanto, verlos exponer su hipocresía sin vergüenza ni recato no deja de ser un espectáculo divertido.