El PCCh pide aplausos para su doble trasplante de pulmones en una víctima de coronavirus. Sin embargo, el hecho de que dos pulmones compatibles fueran encontrados en unos cuantos días hace que surjan nuevas sospechas de cosecha de órganos, justo cuando el Tribunal para China en Londres emite su juicio final.
El horrible fantasma del nefasto comercio ilegal de órganos en China asomó la cabeza una vez más esta semana con la publicación del juicio final del Tribunal para Investigar la Extracción Forzada de Órganos en China, en Londres.
Esto coincidió, también, con los titulares de primera plana en la mayoría de los diarios nacionales del martes, donde se anunciaba el primer trasplante doble de pulmones en China en una víctima de coronavirus. El paciente, a quien el 24 de febrero le dieron unos cuantos días de vida tras un rápido deterioro de su función pulmonar, solo tuvo que esperar cinco días antes de que pudiera encontrarse muy convenientemente un donador “voluntario” perfectamente compatible, con muerte cerebral, quien estaba a tan solo siete horas por tren de alta velocidad de Wuxi, donde la cirugía tendría lugar.
El tan cacareado informe noticioso es un ejemplo oportuno de las sospechas y conclusiones a las que llegó Sir Geoffrey Nice QC y su equipo a lo largo de más de seis meses de declaraciones testimoniales y relatos personales sombríos que se dieron entre diciembre de 2018 y mayo de 2019. El informe completo de su juicio, que se dio a conocer el 1 de marzo de 2020, gran parte del cual ya ha sido cubierto ampliamente por Bitter Winter, habla de tiempos de espera de apenas dos semanas para hígados de reemplazo y órganos sobre pedido para pacientes en el extranjero que están dispuestos a pagar el precio. Sus dudas en cuanto al origen y procedencia de los órganos quedan perfectamente ilustradas por el procedimiento de cinco horas que se realizó en el paciente de coronavirus, el cual se llevó a cabo a una velocidad vertiginosa, desde el diagnóstico hasta la intervención quirúrgica, aclamada como un éxito por Xinhua, el portavoz del Partido Comunista Chino (PCCh). Mientras alrededor del mundo los tiempos de espera por un solo pulmón proveniente de un donador apropiado podría ser de años, China ha mostrado esta semana que solo necesita días para que se consigan dos pulmones perfectamente compatibles.
Para que el golpe propagandístico fuera exitoso, los cirujanos tuvieron que arrojarse a la guarida del león del coronavirus. El cirujano en jefe, el doctor Chen Jingyu, admitió que “fue un enorme riesgo”. Añadió: “No estábamos seguros de si todavía estaba el virus en el pulmón del paciente o si era infeccioso”. Su ambición final para el futuro era ofrecer este procedimiento a todas las víctimas de coronavirus que estuvieran en condiciones críticas. “Para darles esperanza”, dijo, sin mencionar cómo se obtendrían los futuros pulmones en el corto plazo.
El reporte completo del tribunal contiene nuevas evidencias impactantes de que el propio presidente Jiang Zemin (1993-2003) dio la orden de extraer órganos de practicantes de Falun Gong y de que la complicidad del Gobierno chino queda evidenciada a cada paso.
En las conclusiones del informe se detallan discrepancias importantes, las cuales muestran una falsificación a gran escala de los datos oficiales. Los casos de trasplante han aumentado a más del doble a lo largo de los últimos cinco años, sin que haya más donadores que sean compatibles. A pesar del acuerdo de Pekín en 2015, de no seguir obteniendo órganos de los prisioneros que están en el corredor de la muerte, existen evidencias de que simplemente han cambiado las reglas del juego en lo referente a los donantes “voluntarios” frente a los “no voluntarios” y todos los prisioneros ahora son clasificados sencillamente como “voluntarios”.
El tribunal describió esto como clasificaciones erróneas “contradictorias” e “inverosímiles” que fueron “incentivadas” por grandes pagos en efectivo.
Jacob Lavee, uno de los principales cirujanos de trasplantes de corazón de Israel, quedó tan impactado en 2005 cuando uno de sus pacientes viajó a China para conseguir un nuevo corazón, mismo que ordenó con dos semanas de anterioridad, que se ha vuelto un líder activista en contra del comercio de órganos. No tiene duda de que la mayoría de los 712 hospitales de trasplantes en China utilizan órganos provenientes de fuentes no éticas, como de los prisioneros detenidos por motivos religiosos.
Dijo: “Los médicos chinos no solo están involucrados en asesinatos masivos y crímenes en contra de la humanidad, sino que la comunidad internacional y la Organización Mundial de la Salud, por alguna razón, cierran los ojos a estos crímenes”.
Hasta la fecha, la mayor parte de las atrocidades se han llevado a cabo en contra de los seguidores de Falun Gong, cuya “Cosecha sangrienta” ha sido bien documentada por David Kilgour y David Matas, y por Ethan Gutmann en su relato “The Slaughter” (“La masacre”). Sin embargo, tras la posterior redada y encarcelamiento de decenas de miles de seguidores de la Iglesia de Dios Todopoderoso y amplia tipificación de ADN y de tejidos de alrededor de 15 millones de uigures desde 2017, no hay razón para creer que no se están convirtiendo en las siguientes víctimas del horroroso tráfico de órganos en China. El informe del Tribunal ya detalla evidencias de que el Gobierno saudí está pagando para que sus ciudadanos viajen a China, donde hay una reserva de órganos “halal” disponibles sobre pedido.
El presidente del Tribunal, el prominente fiscal de crímenes de guerra Sir Geoffrey Nice, QC, ha declarado inequívocamente que se han infligido “actos de tortura” sobre la población uigur, de los cuales “cientos de miles y, posiblemente, millones” están encarcelados en China.
Después del juicio sumario del Tribunal, que se publicó en julio de 2019, el informe completo del juicio, que consta de 150 páginas y que se dio a conocer esta semana, reitera sus conclusiones de que el programa de cosecha de órganos operado por el Estado continúa. Esto, de acuerdo con el Tribunal, es una de las “peores atrocidades” del mundo cometidas en este siglo.
Añadió que “las conclusiones muestran que muchas personas han tenido una muerte indescriptiblemente espantosa sin razón alguna, que muchos pueden sufrir de forma similar y que vivimos en un planeta donde la maldad extrema puede estar en poder de aquellos que, por el momento, dirigen un país con una de las civilizaciones más antiguas conocidas por el hombre moderno, la que deberíamos poder respetar y de la cual deberíamos poder aprender”.
Las noticias de hoy de que China está anunciando con bombo y platillo otro “primer caso” por parte de su indomable equipo de valientes médicos, frente a las muy elevadas probabilidades que el coronavirus pudiera plantearles, debe caer en oídos que no se dejen impresionar y profundamente escépticos. Deben hacerse preguntas serias, no adulaciones, acerca de futuras hazañas en los quirófanos, particularmente cuando involucran trasplantes dobles de pulmones en un corto plazo.
Fuente: es.bitterwinter.org.
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