Por: Julio Cirino para Alt Media

En la primera parte de este trabajo procuramos establecer algunos parámetros que nos ayuden a analizar lo que estamos viviendo y por sobre todo a tratar de adelantarnos algo a los acontecimientos que podrán suceder en el futuro inmediato. El otro tema central, es llegar a tener una idea clara de cómo funciona el Partido Comunista Chino (PCC) por qué motivo es tan diferente a cualquiera de los partidos políticos que conocemos y cómo opera su estructura de control, tanto interna como externa.

A riesgo de ser reiterativos es que volvemos a señalar, que la vida global de las naciones es cada día más una realidad que se desplaza a una velocidad de vértigo y que la mezcla de lo tangible, lo palpable y lo virtual es permanente. Las operaciones en red se convierten además en una especie de “sistema circulatorio” de la información que ya muestra un claro potencial para ser utilizado como un arma clave en los que ahora denominamos “conflictos en la zona gris” (gray zone conflicts).

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CHINA: EL GOBIERNO DE UNA ELITE

Es bastante común escuchar hablar de los miembros del Partido Comunista Chino (PCC) como los representantes y gobernantes de una población que se aproxima a los 1.400 millones de personas. Cómo se gobierna tal cantidad de seres humanos.

Con criterio occidental suponemos que ser miembro del PCC es cuestión de aproximarse a un local del partido, llenar una ficha de afiliación y “presto” ya se es miembro del poderoso PCC.

La realidad es algo más complicada, comencemos por señalar que sobre una población total de aproximadamente 1400 millones de personas, con las últimas reducciones de miembros (sí, reducción de miembros “indeseables”) llevada  adelante por el presidente Xi, la totalidad de miembros del Partido apenas supera los 88.7 millones de personas, cifra considerable, pero no tanto si recordamos que la población total orilla los 1400 millones, o sea, aproximadamente un 7 % de la población china es miembro del partido gobernante.

Sucede que llegar a serlo es un “privilegio” que debe ser obtenido, partiendo de la necesidad de ser de nacionalidad china y mayor a los 18 años, aceptar las directivas del partido y pagar la cuota mensual.

El candidato tiene que escribir una carta al comité que le resulte más cercano y en ella explicar por qué desea ser miembro, por qué “cree” en el Partido y en qué áreas estima que puede no satisfacer los requerimientos para llegar a ser un miembro del Partido.

Aprobado esto, debe cursar y aprobar una serie de programas en los que le enseñarán la constitución y funcionamiento del partido para finalmente rendir un examen escrito de sus conocimientos. Si aprueba todo esto, el candidato deberá presentar toda su información tanto personal como de sus parientes, información sobre sus empleos y cualquier participación política por parte de sus padres

También deberá ser avalado, al menos por dos miembros del partido y  mantener una especie de “dialogo” con miembros del partido en el área donde vive. Superado todo esto, estará durante un año como miembro “provisorio” al cabo del cual será el partido el que resolverá si extiende esta condición un año más, si lo expulsa o si le recibe definitivamente.

Aún en esta situación, todavía deberá prestar juramento de fidelidad al partido. Lo curioso es que la misma configuración burocrática del partido le permite admitir directamente a “personalidades” que le resultaran de interés o utilidad sin realizar ninguno de los procedimientos que arriba describimos, esto es para la elite los denominados “Princelings” (que podría traducirse como príncipe heredero) aquello hijos de importantes miembros de PCC.

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Revisamos rápidamente como llegar a ser miembro del PCC; veamos ahora como el PCC maneja un país de 1400 millones de personas.

La representación de los afiliados corre por cuenta del Congreso Nacional del Pueblo una estructura establecida en la Constitución de 1982 como la estructura más importante del Estado, en realidad es un poco más que un sello de goma. Lo componen unos 3.000 delegados electos por todo el país y se reúne una vez al año. Se considera el evento anual más importante en la vida del partido.

De hecho el que se anunciara formalmente que la reunión que fuera postpuesta en el mes de Febrero del año pasado se llevará a cabo a partir del 22 del mes de mayo próximo, es una muy fuerte señal que el gobierno de Pekín busca enviar, no solamente que la crisis del Coronavirus está superada sino que la unidad del partido permanece intacta.

La idea detrás de este gesto es mostrar al resto del mundo que la forma y el modelo chino, es mucho mejor que el de cualquiera de los otros países

Un poder mucho más concreto y operativo es el del Consejo de Estado, estructura que supervisa el funcionamiento de toda la maquinaria del gobierno y su burocracia, su tarea más significativa es asegurarse que burocracia y ministerios sigan las políticas que fija el partido, supuestamente rinde cuentas al Congreso Nacional pero en realidad el Congreso, normalmente lo que hace es aprobar la legislación que el Consejo de Estado le envía.

Desde los comienzos de la revolución de Mao el Ejército Popular de Liberación (conocido como PLA) nucleó a los dirigentes más importantes del país que llegaron a las más altas posiciones justamente por ser miembros del PLA.

Institucionalmente el Partido ejerce control sobre las fuerzas armadas y su arsenal nuclear desde la Comisión Central de Asuntos Militares, un grupo de una docena de miembros que toman las determinaciones más importantes vinculadas con las fuerzas. Históricamente esta Comisión estuvo a cargo de Mao Tse Tung al que luego sucedería Deng Xiaoping. Obviamente en la actualidad es Xi quien controla este núcleo clave del poder.

Recordemos que la Comisión no solo controla la totalidad de las Fuerzas armadas sino también las fuerzas “paramilitares” (por ejemplo, la flota “pesquera” militarizada) y las fuerzas policiales que tienen la responsabilidad además de la protección de los edificios gubernamentales.

Pero, sin duda la estructura más importante del gobierno de China es el Comité Permanente del Partido Comunista Chino. Esta estructura que realmente ejerce el poder efectivo está compuesta por una muy pequeña cantidad de miembros (a lo largo del tiempo varió entre un mínimo de cinco y un máximo de once) actualmente son siete sus miembros :  Xi JinpingLi KeqiangLi ZhanshuWang YangWang HuningZhao LejiHan Zheng.

Fue en Octubre de 2017 cuando Xi Jinping en el Gran Salón del Pueblo declaró: Partido, Gobierno, Militares, Civiles y Académicos, Este, Oeste, Sur, Norte y Centro, el Partido lidera todo. Poco después el Secretario General del Partido quedó consagrado en la Constitución en el nivel del Mao Tse Tung

A comienzos de 2018 China pasó a tener una nueva Doctrina Oficial, se denomina “El Pensamiento de Xi Jinping”. Su nombre oficial (traducido al español) es “El Pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era” y poco tiempo después pasaría a formar parte integral del preámbulo de la Constitución China.

Si queremos resumirlo podemos decir que es una especie de guia para consolidar tres niveles de poder, el de Xi Jimping, primero y principal, juntamente con La Nación y el Partido.

Simultáneamente el partido abolía el término del mandato de Xi, con lo cual en los hechos pasaba a ser un Presidente Vitalicio, la figura del Emperador de la China había renacido, solo le cambiamos el nombre…

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CHINA EN UN HEMISFERIO “PANDEMICO”

Durante los últimos 20 años la presencia y actividades de China en el hemisferio crecieron enormemente, en Centroamérica (particularmente en Nicaragua y Panamá), y en el Sur, Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia, Perú, Chile, y Brasil, que, si bien pasa por una situación particular sigue estando entre los más importantes puntos de operación de China en la región.

En esos años, la política de China, siempre centralmente planificada se basó en una serie de pilares que se aplican en función de las necesidades y diferencias de cada uno de los países.

Es visible que los objetivos chinos no se centran en la clásica ocupación territorial, al estilo colonialismo del siglo XIX, sin embargo, tampoco desprecia el tema “territorialidad”, si no miremos las bases establecidas en Argentina (que gozan de extraterritorialidad) el puerto en construcción en Perú, o el proyectado canal transoceánico que se habría de construir en Nicaragua (todavía en debate), por mencionar un par de ejemplos.

En tal sentido la utilización de la idea de la “Ruta de la Seda” que como ya señalamos unió (entre el 1200 y el 1270) Oriente con Occidente, mediante un sistema de caravanas y embarcaciones, es otra de las referencias históricas a las que apela China para señalar la continuidad histórica de un proyecto, que en su momento fue “imperial” y que al parecer busca la manera de volver a serlo.

El pasado 1º de abril nos sorprendíamos con una declaración del ministro de Relaciones Exteriores de México que aparecía en un tuit, dónde calurosamente agradecía la ayuda que su país estaba recibiendo de China: máscaras, tests, ventiladores  en un país donde  se ven  cerca de 700.000 casos de coronavirus y donde la asistencia médica necesita mucha ayuda. En otra época esa ayuda le habría llegado de su vecino del norte pero sucede que en esta oportunidad, su vecino del norte parece ocupado en otros temas, y ese vacío lo está llenando China.

Pero esta no es la 1ª vez que China se aproxima a la región de hecho desde comienzo de la década pasada que China viene financiando diversos proyectos que ya representan un porcentaje importante en el desarrollo de las economías regionales China se convirtió así en el 2º socio comercial de toda la región sobrepasando a los Estados Unidos y convirtiéndose en el primer socio de economías como la de Brasil, Perú, Argentina o Uruguay.

Desde 2017  son ya 19 los países de la región qué han firmado el acuerdo  Belt and Road una iniciativa que involucra billones de dólares en una red de inversiones en proyectos mayormente de infraestructura .

Ciertamente China no manejó hábilmente el comienzo de la pandemia de coronavirus sin embargo en los últimos meses ha procurado muy activamente mejorar su imagen mediante el apoyo a todos los gobiernos que estén dispuestos a recibirla desde Europa  pasando por África, Medio Oriente y obviamente América Latina; esta asistencia ha venido a llenar el vacío qué se produce particularmente en nuestro hemisferio dada la ausencia de Estados Unidos .

Tal es así que el pasado 13 de abril el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina aplaudía a China porque Argentina recibía un importante cargamento de máscaras guantes y trajes de protección y digamos a modo de anécdota que venían en cajas donde se entrecruzaban la bandera China y la bandera Argentina con una cita del Martín Fierro.

Incluso el presidente Bolsonaro de Brasil, que no se mostraba precisamente cercano a China debió moderar mucho sus comentarios sobre este país por cuanto China es hoy el principal comprador de la soja y la carne qué Brasil exporta De hecho las compras se duplicaron desde el año 2019

Toda esta actividad de China en términos de préstamos y de inversiones se ve reflejada en el crecimiento de su esfera de influencia regional  en nuestro hemisferio donde 20 años atrás su presencia  era realmente insignificante particularmente si se la compara con la de los Estados Unidos y con la de los organismos internacionales de crédito hoy esto se ha modificado y el crecimiento de la influencia de Pekín es visible desde México hasta Tierra del Fuego

Para muchos esto es un gran adelanto para la región para otros es algo que debe ser analizado cuidadosamente ya se ha escrito mucho sobre la llamada “diplomacia de la deuda” política practicada por  China y que quedó reiteradamente en evidencia en países  como Siri Lanka, Laos, Mongolia o  países que se ven en la alternativa de perder soberanía en caso de no poder afrontar los pagos de deudas contraída con el país asiático.

De hecho un uno de los casos más visibles sucedió con Siri Lanka donde el Gobierno de ese país había presentado a los organismos internacionales de crédito un proyecto para la construcción de un puerto en un área denominada Hambantota, proyecto qué fue considerado inviable por el Banco Mundial,  el gobierno local se dirigió a China que se mostró muy interesado en  esta idea de  la construcción del puerto. Comenzó y fracasó en el sentido que Siri Lanka no pudo pagar la deuda que se había creado con lo cual China pasó a ocupar ese puerto con un leasing por 99 años y al que se agregó más de 50.000 hectáreas de tierra que rodea al puerto y qué pasó a ser considerado territorio chino

Hoy el comercio entre China y América Latina saltó de 12.000 millones en el año 2000 a aproximadamente 306.000 millones de dólares en el año 2019 y China se ha convertido en el principal inversor en la región. El valor de sus préstamos particularmente en las áreas de energía e infraestructura ha sobrepasado a lo que ha invertido el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo conjuntamente

Vale señalar que fue en 2018 cuando China invitó formalmente a los países de la región incluido el Caribe a integrarse a la iniciativa “Belt and Road” y expandir los lazos económicos principalmente en materia de puertos, caminos, aeropuertos, gasoductos, explotación minera, oleoductos y centrales energéticas, tanto hídricas como nucleares.

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LA RUTA DE LA SEDA 2.0

Obvio es señalar que la Ruta de la Seda, como ya comentamos, nos retrotrae a Marco Polo y sus viajes, también estuvimos analizando lo que denominamos “Belt and Road” pero no podemos cerrar este breve paper sin mencionar, aunque sea en forma super abreviada (será el tema de otro trabajo de mayor extensión) lo que Pekín denomina hoy la RUTA DE LA SEDA DIGITAL (DSR).

Si bien hoy existe una muy abundante bibliografía sobre el tema, las primeras noticias de su existencia datan de 2015, cuando china la menciona como una parte más del proyecto “Belt and Road”.

Es a partir de 2019 que cada vez más Xi Jinping habla de una “nueva economía digital” y las compañías chinas se expanden globalmente comenzando, inicialmente, por los países “en desarrollo” pero abarcando ahora el planeta entero

Hoy, conviven los desarrollos del Coronavirus con la nueva generación de redes “Wireless” (inalámbricos sería una traducción al español) y el desarrollo de las nuevas aplicaciones “hijas” de la Inteligencia Artificial (AI). Desarrollos como las llamadas Ciudades Inteligentes y las redes 5G (con toda la disputa generada por Huawei) o la ya expandida Internet de las Cosas.

Sin duda el más importante desarrollo en esta área son las tecnologías de vigilancia masiva que hoy en China implican capacidad de monitoreo integral de la vida de sus ciudadanos, a un extremo difícil de aceptar en nuestros países.

Ya no se trata solamente de la capacidad de monitorear teléfonos celulares o de las ubicuas cámaras en la vía pública que también utilizan los sistemas democráticos.

Se trata ahora del llamado Sistema de Crédito Social, basado en el puntaje personal de cada ciudadano (citizen score) un puntaje en cuya elaboración participa no solo el estado sino también la llamada “empresa privada”. Si el puntaje del ciudadano es elevado esto le permite, por ejemplo, facilidad para obtener una visa, o una internet más rápida, simplemente cruzar la calle de modo incorrecto también es registrado por las cámaras cuyos algoritmos de reconocimiento facial permiten una identificación inmediata.

Todo este sistema con sus algoritmos lleva directamente a los organismos de seguridad e inteligencia del estado lo que llevó a Freedom House a calificar el grado de libertad electrónica de los ciudadanos chinos como el peor del planeta.

Del funcionamiento de este sistema y de la creciente exportación de este a todo país interesado, será un tema del que nos ocuparemos en los próximos meses.

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