El presidente Trump llamó a los republicanos a “endurecer” sus posiciones y mantenerse firmes contra las causas de izquierda, de lo contrario podrían tener consecuencias no esperadas en los comicios de noviembre. 

La guerra está declarada, el enemigo es la ideología de izquierda, y el presidente Donald Trump no duda en exponerlo y hacerle frente. En el discurso que ofreció el 3 de julio fue categórico al respecto:

“Los héroes estadounidenses derrotaron a los nazis, destronaron a los fascistas, derrotaron a los comunistas, salvaron los valores estadounidenses, defendieron los principios estadounidenses y persiguieron a los terroristas hasta los confines de la Tierra. Ahora estamos en el proceso de derrotar a la izquierda radical, los marxistas, los anarquistas, los agitadores, los saqueadores y las personas que, en muchos casos, no tienen absolutamente ninguna idea de lo que están haciendo”, expresó.

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“Nunca permitiremos que una multitud enojada derribe nuestras estatuas, borre nuestra historia, adoctrinen a nuestros hijos o pisotee nuestras libertades”, continuó el presidente Trump haciendo referencia a los recientes hechos protagonizados por grupos de extrema izquierda.

También rechazó la “cultura de cancelación”, en la que las personas han estado avergonzando a otros por publicaciones anteriores en las redes sociales con las que no están de acuerdo, y en algunos casos amenazando sus medios de vida al tratar de usar las publicaciones para despedirlos de sus trabajos.

“Esta es la definición misma de totalitarismo”, dijo Trump, “y es completamente ajeno a nuestra cultura y nuestros valores, y no tiene absolutamente ningún lugar en los Estados Unidos de América”.

En una entrevista con RealClear Politics  publicada el miércoles, el presidente Trump dijo  que su partido necesitaba alistarse en la guerra cultural o arriesgarse a la ruina. “Si los republicanos no se endurecen y se vuelven inteligentes y se fortalecen y protegen nuestro patrimonio y protegen a nuestro país”, explicó, “creo que van a tener unas elecciones muy difíciles”.

Trump tiene menos de cuatro meses para convencer al país de que Biden es la cara de la “revolución cultural de izquierda”, una tarea difícil teniendo en cuenta que el ex vicepresidente hizo una campaña moderada en comparación con el resto del campo primario demócrata. Cualquier apariencia centrista por parte de su oponente político, según Trump, solo sirve para camuflar un cambio de régimen que traería cierto colapso financiero y un estado invasor. 

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La pérdida de las elecciones, dijo Trump, conduciría a “un sistema del que nadie querrá formar parte, un sistema que conducirá a otra Venezuela”. Una presidencia de Biden, argumentó, significa “una depresión masiva y muy profunda en este país porque tiene la intención de aumentar los impuestos de manera masiva para que todos paguen por programas que no funcionan”.

A solo cuatro meses de las próximas elecciones, nada parece estar servido para el mandatario republicano quien se manifestó determinante y optimista al evaluar la situación: 

“Esto iba a ser un éxito, y entonces China nos golpeó con el ‘virus de China’, y de repente, desbarató este país y el mundo entero. Ahora, es una situación mucho más estrecha, (…) Estábamos navegando hacia una victoria fácil. Ahora, tengo que luchar por la victoria, pero he estado luchando toda mi vida. Eso es lo que hago. Lucho por la victoria”, remató el presidente.

Andrés Vacca 

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