Durante un evento realizado en la Biblioteca y Museo Presidencial Richard Nixon, en Yorba Linda, California, el secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, anunció una nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y el régimen chino, instando a otros gobiernos que respaldan la democracia a enfrentar su tiranía.
Pompeo presentó su discurso recordando la relación que adquirió hace 50 años el expresidente estadounidense Nixon con el Partido Comunista chino, aprovechando la ocasión para anunciar que Washington, así como otras potencias no deberían “continuar un compromiso ciego con China”.
“El viejo paradigma del compromiso ciego con China simplemente no se logrará. No debemos continuar y no debemos volver a él. El mundo libre debe triunfar sobre esta nueva tiranía”, dijo el secretario de Estado.
“China es cada vez más autoritaria en casa y más agresiva en su hostilidad hacia la libertad en cualquier otro lugar”, agregó Pompeo.
Además, según lo recogido por la agencia de noticias AP, el funcionario estadounidense dijo que si el mundo libre no cambiaba a la China comunista seguramente esta cambiaría al mundo. “No puede haber retorno a las prácticas pasadas porque son cómodas o porque son convenientes”, añadió.
El tipo de compromiso que hemos estado buscando no ha traído el tipo de cambio en China que el presidente Nixon esperaba inducir”, dijo el funcionario. “La verdad es que nuestras políticas, y las de otras naciones libres, resucitaron la economía en quiebra de China, solo para ver a Beijing morder las manos internacionales que la alimentaron”.
Paralelamente, el funcionario estadounidense resaltó la manera como el expresidente Ronald Reagan trató con la Unión Soviética sobre la base de “confiar y verificar”, aunque afirmó que cuando se trata de régimen chino lo mejor era “desconfiar” y luego “verificar”.
El discurso de Pompeo se suma a las declaraciones dadas en la semana por distintos funcionarios de la administración Trump a lo largo de la semana condenando las acciones deshonestas del Partido Comunista chino en materia comercial, o de derechos humanos.
Días atrás, desde el Departamento de Estado fue emitida una sanción para retirar las visas de funcionarios chinos implicados en la violación de derechos humanos en regiones como el Tíbet o Xinjiang, así como a los funcionarios que implicados en la represión hacia las libertades de Hong Kong luego de ser impuesta la nueva ley de seguridad.
La medida más reciente tomada por el gobierno estadounidense fue el cierre de un consulado chino en Houston, texas, argumentando el robo de propiedad intelectual, así como acciones inapropiadas de estudiantes e investigadores chinos, según informó AP.
Las tensiones entre China y Estados Unidos también tienen lugar en el Mar del Sur de China, a donde el Pentágono ha trasladado navíos de guerra y portaaviones con el fin de mantener la estabilidad en la región luego de que el régimen chino incrementara los ejercicios militares.
Como indica Newsweek, una vez que la nueva pandemia por el virus del PCCh se apoderó del mundo, la Casa Blanca culpó a Beijing de manejar mal el brote y duplicó los esfuerzos para enfrentarlo, incluso cuando Washington “lidió con la superposición de crisis domésticas de salud pública, una recesión económica y protestas masivas”.
Por César Múnera