El régimen de Cuba continúa sometiendo a su población con medidas que generan miseria, y los últimos meses una grave crisis alimentaria ha vuelto a la isla, que afecta la vida de miles de cubanos.
La actual crisis mundial del coronavirus ha provocado que el régimen vuelva a impulsar programas de control de precios y metas de producción que, para su propia sorpresa, solo han profundizado la crisis.
Además, el dictador Diaz-Canel ha empezado a echar mano al Programa País “Apoyo Estratégico a la Seguridad Alimentaria Sostenible en Cuba”, iniciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Unión Europea, que contribuye con un financiamiento de tres millones de euros al año, para incrementar la producción de alimentos y la nutrición de la población en la isla, luego de años de enormes hambrunas.
El Ministerio cubano de la Agricultura dirige el programa y ha estado utilizando muchos de estos recursos para la actividad política o para combatir el coronavirus, dejando de lado la planificación alimentaria.
Desde horas de la mañana, los habitantes de la isla tratan de ser puntuales para tratar de conseguir alimentos en las desbastecidas tiendas del régimen. Sin embargo, antes que salga el sol ya se registran largas filas con centenares de personas que se encuentran listas para esperar por horas una oportunidad para comprar algo. Lamentablemente, muchos regresarán a sus casas con las manos vacías.
Los que logran obtener alimentos de las tiendas del régimen tampoco se van contentos. A través de las redes sociales se puede apreciar que los productos no son aptos para el consumo humano, generando mayores problemas entre la población.
A pesar de las críticas y la desesperación de los habitantes de la isla, los miembros del régimen cubano han minimizado la crisis. El Ministro de la Industria Alimentaria de Cuba, Manuel Sobrino Martínez, declaró la semana pasada que los cubanos deben tener en cuenta que se trata de un problema “totalmente subjetivo”, ya que Cuba tiene una economía planificada y “un programa de soberanía alimentaria y cultura nutricional regido por estándares internacionales“.
A su vez, agregó que “en esta etapa de producción, los alimentos no llegan con calidad, ni a tiempo, ni de forma pareja a toda la población, y por eso se trata de algo en lo cual se debe seguir trabajando”.
Martínez aprovechó la intervención para afirmar sin pruebas de que el régimen gasta diariamente US$ 1,6 millones en la producción de leche en polvo, pollo, trigo, harina, aceite y soya, además de producir al año 2.500 millones de toneladas de alimentos, el 30% de ellos se destinan a la canasta familiar, 25% a comercio y gastronomía, 20,5% a consumo social, 13% al turismo, 10% a cadenas de tiendas y solo el 1,5% a exportaciones, una clara contradicción a su mensaje anterior, ya que con esas cifras los cubanos no tendrían problemas a la hora de comprar alimentos.
“Cuba cumplirá los objetivos de desarrollo sostenible fijados por organismos internacionales“, aseguró Martínez mientras los cubanos pasan hambre.
El Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL) ha organizado en conjunto con otros sectores un programa para el uso de otras especies como patos, conejos y gallinas decrépitas (de avanzada edad, incapaces de producir huevos), además de “aprovechar” la sangre, la tripa y otros subproductos para producir alimentos de baja calidad a partir de “masa deshuesada mecánicamente”.
Además, se ha asegurado que existe una “sobreproducción” de croquetas de pescado, y que“se están cumpliendo otros objetivos”, todo esto, según el régimen para lograr una alimentación “como la de países desarrollados”.
“Se ha logrado recuperar, por ejemplo, dos millones de metros de tripas de la res y del cerdo”, lo que equivale a 2000 mil kilómetros de intestinos para alimentar al pueblo… eso no es de países pobres, eso es un aprovechamiento cárnico de países desarrollados… hay cultura en Cuba de consumir eso”,
Dijo Martínez al ser consultado sobre este plan.
Los cubanos consideran que esta crisis es incluso peor que la del “Período Especial” de la década de los noventa, en la que la caída de su mayor aliado, la Unión Soviética, hizo que varios sectores como la agricultura, que dependían exclusivamente de la importación de combustible soviético para la maquinaria se paralizaran.
Sin embargo, el régimen continuó manipulando a la población con propaganda y falsas promesas. Mientras los miembros de la cúpula castrista consumían productos importados de alta calidad, los cubanos trataban de sobrevivir en la isla, muchos murieron, y otros optaron por huir hacia los Estados Unidos, una clara demostración de la inexistencia de los “paraísos socialistas“, defendidos por sus aliados en los medios de comunicación y alabados en las universidades del mundo.
Las medidas de racionamiento de alimentos fueron tan extremas que provocaron que los cubanos se alimentaran de cualquier cosa que se encontrara disponible. El bistec de toronja, el café con chícharos, las salchichas a base de harina de pescado eran comunes en aquella época.
“El gobierno con urgencia tiene que ver el asunto de la comida y los agro-mercados. Tienen que prestarle atención al pueblo. La voz del pueblo vale y se respeta. No mientan, que sabemos cuándo se dice mentira. Visiten las tiendas, los mercados agropecuarios, vean los precios de las tiendas en dólares, caminen y vivan como vivo yo”,
Declaró un ciudadano molesto
La situación es similar en las zonas rurales. Los campesinos han denunciado la falta de combustible y de ganado, que hace imposible cumplir con las exigencias de la dictadura.
En algunas zonas del país como Camagüey, se ha reportado la muerte de 30.000 vacas producto de la desnutrición y la falta de agua para mantenerlas, cifra que supera en 4.000 muertes a las reportadas en el año 2019, aunque según informaciones del sitio “ADNcuba”, los medios de comunicación del régimen no dicen exactamente cuantas fueron.
Pese a que ellos mismos advierten que el mal manejo del ganado provoca problemas en la producción nacional, la cúpula castrista continúa hostigando a los agricultores del país.
En el mes de mayo, la Liga de Campesinos Independientes y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), publicaron una carta dirigida al dictador Miguel Díaz-Canel, en la que pedían al Estado aceptar con urgencia cinco puntos esenciales para evitar que el país cayera en una hambruna severa, sin embargo, queda claro que el régimen hizo caso omiso a la petición.
La razón de estas abominables acciones en medio de una crisis sin precedentes es la misma que llevó al dictador Fidel Castro a crear semejante estrategia de manipulación social, la utilización del hambre como instrumento de dominio social, para ganar seguidores en un país donde cada día más, se han convencido que el socialismo es miseria.
Fuente: derechadiario