Si la receta ha salido relativamente bien en materia sanitaria, se puede utilizar también en materia climática. Muchos ya se han habituado a quedarse en su casa en pijama y se sentirán igual de entusiasmados de contribuir a la lucha contra el calentamiento del planeta.
El diario The Guardian lo lanzó con un titular al más puro estilo alarmista que ha triunfado con la pandemia: “Se necesita un confinamiento mundial cada dos años para cumplir los objetivos de CO2 de París”.
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Luego les debió parecer muy exagerado y lo suavizó: “Se necesita una reducción equivalente de emisiones a la del Covid cada dos años”. Este titular tiene la ventaja de que pone como modelo de actuación a las medidas adoptadas con el pretexto de la pandemia.
Naturalmente este tipo de prensa “seria” tiene como sostén una publicación seudocientífica, en este caso la revista Nature (2), donde un equipo de investigadores de la Universidad de East Anglia concluye que las emisiones de CO2 deben disminuir en la misma medida que durante el reciente periodo de confinamiento “aproximadamente cada dos años” para contener el calentamiento del planeta.
La unidad climática de la Universidad de East Anglia se hizo famosa en 2009 cuando se destaparon los correos internos en los que confesaba que estaba falsificando las mediciones de temperaturas para sostener la tesis del calentamiento planetario (3).
En realidad el estudio de East Anglia no aboga por el confinamiento mundial para conseguirlo, a pesar del título de The Guardian. De hecho, aboga por “métodos completamente diferentes”, por lo que el periódico se vio obligado a modificar el título.
No es casualidad que la ola de histeria pandémica aparezca asociada a la climática. A los seudoecologistas les ha faltado tiempo para subirse al carro sanitario para decir que la proliferación del virus tiene un origen ambiental.
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Tampoco es casualidad que los mismos medios que difunden una ola, difundan también la otra, como The Guardian. Aún recordamos su profecía según la cual en 2020 veríamos “millones” de muertes climáticas, grandes ciudades europeas inundadas y una guerra nuclear debida al calentamiento (4).
A su vez, las intoxicaciones de las grandes cadenas van acompañadas del eco de organismos, como el Foro Económico Mundial, que en un vídeo alabó los benéficos efectos ambientales del confinamiento sobre las ciudades: el silencio, el aire limpio…
El confinamiento es una varita mágica.
Fuente: mpr21.info