Elena Berberana
La ola de terror y represión que el partido de Evo Morales, Movimiento al Socialismo (MAS), está imponiendo en Bolivia ha encaminado al país hacia un destino fatal similar al de Venezuela. El gobierno del presidente socialista Luis Arce no está teniendo escrúpulos a la hora de vengarse de los opositores a su régimen. Y lo está haciendo al viejo estilo estalinista. El que tiene suerte termina en la cárcel, y el que no, de repente, “desaparece”. No hay piedad bajo la dictadura comunista que se ha instaurado en Bolivia.
Para enviar entre rejas a la oposición, los delitos se inventan. El relato oficial es que la expresidenta boliviana Jeanine Áñez, cometió un “golpe de Estado” en 2019. Pero la realidad es que pasó justo lo contrario. La exmandataria ascendió al poder después del fraude electoral cometido por los socialistas, y denunciado por la Organización de Estados Americanos (OEA). Evo Morales huyó y, después de un año, el país volvió a celebrar elecciones el 20 de Octubre de 2020. La oposición no esperaba que la pesadilla del 2019 se volvería a repetir. El MAS de Evo Morales ganó, una vez más, bajo la denuncia de la OEA que insistió que cometieron otra vez fraude electoral. Pero ya nada se podía hacer. Los socialistas asumieron la gobernanza y cumplieron sus amenazas, amenazas que no creía la oposición que fueran a ser llevadas a cabo. Pero lo han hecho. Áñez y sus exministros, Álvaro Guzmán, Álvaro Coímbra, Arturo Murillo y Yerko Núñez han dado con sus huesos en la cárcel.
El error de la oposición: confiar en los socialistas
Juan J. Gutiérrez Alonso, profesor de Derecho administrativo en la Universidad de Granada, vivió en Bolivia dando clases en diferentes universidades y trabajó en la embajada española. Conocedor de cómo se las gastan los comunistas, avisó a los opositores de lo que iba a suceder.
“Advertí a Jeanine y su equipo, al que conozco muy bien, de que se estaban equivocando, porque estaban creyendo al MAS y pensaron que iba a haber elecciones limpias, que iban a pacificar al país. Y nada de eso. Yo ya sabía que volverían a cometer fraude. Les aconsejé que huyeran de inmediato, que se fueran en cuanto se conoció que otra vez hubo fraude electoral y perdieron”, desvela el docente a Libertad Digital.
Gutiérrez tiene claro que si Jeanine hubiera ilegalizado el partido de Evo Morales, nada de lo que están viviendo hubiera sucedido. “No haber desmantelado a los socialistas es una ingenuidad que ahora están pagando con sus vidas. Ese ha sido el gran error de la oposición”, critica el granadino.
“Ahora están todos los exministros y mandos militares y policiales, que colaboraron para limpiar las instituciones de la corrupción de Evo Morales, en la cárcel. La expresidenta Jeanine está tan desolada y deprimida que ha dejado de comer en su celda. Ella sigue insistiendo en que no iba a abandonar el país y que va a asumir el desenlace final. Está en una situación anímica terrible. Ella no quiso irse del país y dijo que asumiría el desenlace”, señala con pesadumbre Gutiérrez.
Torturas
Jeanine Áñez fue apresada en mitad de la noche, en pijama y de forma sorpresiva. Después de su detención, sus familiares comenzaron a ser torturados. Lo mismo les ha pasado a los exministros. La persecución está siendo atroz para los suyos y para los hijos de los exministros. Jeanine ahora se niega a comer en su mísera celda y ha entrado en un profundo estado de depresión. No se fía de los médicos que el MAS le envía y la asisten. Cree que, al final, terminarán matándola de algún modo, envenenándola con alguna medicina.
“El MAS no es un partido político al uso. Es una estructura que acapara poder, una estructura dictatorial. Aprovecha unas circunstancias muy particulares de un país muy particular. Bolivia es un país muy fragmentado dividido en la zona del altiplano, los valles, la amazonia y con una diversidad étnica cultural y climática de todo tipo. En Bolivia no hay carreteras. Para ir de Tarija a La Paz puedes tardar dieciocho horas. El MAS ha aprovechado esa fragmentación, unida a la debilidad institucional y toda esa ideología del indigenismo, que cada vez toma más fuerza al estar respaldada por los organismos internacionales y por los cientos de agencias de cooperación que tiene Bolivia. Hay una archipresencia de ONG, institutos, observatorios, etc. y todos financiados con dinero público, incluso de otros entes que ya nos podemos imaginar cuáles son. Es una sociedad absolutamente asistida”.
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Para el profesor universitario, las torturas que emplean no son ninguna novedad. “Estamos hablando de que el Movimiento al Socialismo tiene a gente muy salvaje que trabaja para sus fines. En Bolivia hay una especie de jemeres rojos, que son como las milicias motorizadas que tenía Hugo Chávez. En Bolivia están los Ponchos Rojos y se dedican a utilizar técnicas amenazantes con perros a los que les cuelgan y les cortan la cabeza, en directo y delante de las víctimas a las que amedrenta. Es un verdadero horror”, señala el profesor español.
La política Jeanine Áñez, que fue también presentadora de televisión en Bolivia, escribió una carta el pasado 23 de marzo. En la misiva responsabilizaba al presidente boliviano Luis Arce; al ministro de Gobierno Eduardo del Castillo; al comandante general de la Policía Johnny Aguilera; al ministro de Justicia Iván Lima; y a las autoridades del Régimen Penitenciario de lo que le podía suceder “a su salud”.
Añadió además que no hubo golpe, “fue un fraude”, reitera. Pero, sobre todo, ha denunciado que, desde su detención, ha sufrido “torturas” y “abusos“. Igualmente, lamentó que sus sobrinos de 20 y 28 años también estuvieran siendo torturados. El objetivo de la policía es intentarles provocar a la fuerza alguna declaración que culpe a su tía de golpista. “Al pueblo boliviano. “Mis primeras palabras al pueblo boliviano desde la cárcel de la dictadura”, comenzaba su carta publicada por sus allegados en la cuenta oficial de Twitter de la expresidenta.
Conexión con Pablo Iglesias y Zapatero
Y tal y como analizan periodistas disidentes como Carlos Valverde, el paso hacia la instauración de la dictadura comunista se empezó a dar con la compra de los jueces y el nombramiento de mandos militares leales al MAS. El dinero del narcotráfico en Bolivia financia estas operaciones de compra de voluntades. De esta forma, la violación de las leyes y los derechos humanos que comete el partido Movimiento al Socialismo está libre de condena. Pueden sembrar el caos y la represión que les plazca sin recibir castigo alguno. Pero también hay otros factores que han ayudado a la consolidación del narcorégimen boliviano.
“Se ha llegado a esta situación por el silencio cómplice de la comunidad internacional. Es muy llamativo con la gravedad de los hechos en las últimas décadas que se haya silenciado por parte de los grandes medios de comunicación también. La Unión Europea no dice nada. Es algo espantoso”, explica Juan Gutiérrez con profunda indignación.
El docente habla claramente de las conexiones de Morales con Podemos y el PSOE en España: “El gobierno español está guardando un silencio cómplice. No hay que olvidar que estos corruptos comunistas bolivianos son los amigos de Pablo Iglesias y Zapatero. Recordemos el capítulo de los GEO en la embajada de España en Bolivia. Es un enigma. ¿Qué hacían nuestros GEO allí? No hay nada que haya sucedido en Venezuela, Ecuador, Bolivia o incluso en Nicaragua que no tenga un vínculo o una conexión con España”, puntualiza.
Tal y como arguye el profesor granadino, el hasta ahora vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, junto con Monedero y el expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero han respaldado una y otra vez la falsa teoría del golpe de estado. Además de haber realizado viajes al país andino, mostrando su apoyo a Evo Morales.
De hecho, las amenazas de Pablo Iglesias a la presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, a la que advierte de que “va a terminar en la cárcel”, copian el modelo de represión comunista de Bolivia. “Lo que dice Iglesias es lo mismo que el MAS ha dicho de Áñez. Y lo han llevado a cabo en cuanto han podido. Y así van a continuar”, cuenta Gutiérrez.
Efectivamente, tal y como narra Gutiérrez, Evo Morales, después de la detención de Áñez y sus exministros,se enorgullecía de su partido y continuaba con la falsa historia del golpe de Estado de la oposición. “La derecha golpista con sus intrigas y mentiras quiere dividirnos. Pero el MAS es una fuerza imparable que se sustenta en la unidad de los movimientos sociales que con profesionales, obreros, mujeres y jóvenes del campo y la ciudad construyen las políticas públicas del #VivirBien“, declaraba en su cuenta de Twitter.
“Estado de supervivencia”
El boliviano Felipe Cordero Cervantes, analista en Derecho Constitucional y residente en España, expone la grave situación en su país. “En Bolivia no vivimos en un Estado constitucional, vivimos en un Estado de supervivencia, de anarquía. El Ejecutivo tiene secuestrado el poder judicial y el legislativo. Esto da lugar a la persecución política, el revanchismo, y la caza de brujas que estamos viviendo. Se están haciendo juicios sin la Justicia e incluso se negocian los delitos”, confiesa el experto a Libertad Digital. “Un ministro no puede ser un verdugo. Ellos no tienen ninguna prueba para acusar a Añez y los exministros de sedición y terrorismo”, espeta Cordero.
A este contexto tan hostil se suma el miedo de la sociedad civil boliviana. La dictadura socialista se le ha echado encima y muchos no pueden explicar el devenir de los acontecimientos. Felipe Cordero admite que los daños pueden ser irreversibles. “Lo malo ahora es que será muy difícil salir de este meollo”, concluye con resignación.
Fuente: Libertad Digital