Con predominio de la armada ilegal china, la flota internacional que saquea el Mar Argentino no deja de engrosarse. Además de los barcos del régimen que encabeza Xi Jinping, el límite de la zona económica exclusiva también es espacio de despliegue para cientos de unidades apuntaladas por los gobiernos de países como Corea del Sur, Taiwán y España.

La depredación que llevan a cabo estos navíos se multiplica cada año: según expertos consultados por iProfesional, el volumen de embarcaciones que saquean las aguas locales creció al menos 20 por ciento en apenas una década.

A mediados de marzo, los buques apostados en la Patagonia sumaban cuanto menos 500. El número, aclara Milko Schvartzman, experto en conservación marina, colaborador del Círculo de Políticas Ambientales y asesor en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre 2011 y 2015, sería mayor a partir de un detalle: al menos el 25 por ciento de los navíos extranjeros que se acercan al Atlántico Sur navega con sus sistemas de ubicación satelital apagados.

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“Estamos hablando de alrededor de 500 pesqueros y por lo menos 25 barcos nodriza y tanqueros. Este es el momento más caliente del año en términos de pesca ilegal. Si no hay un patrullaje permanente, cruzan el límite y pescan en aguas argentinas. Desde hace un par de semanas la Armada mantiene un buque en la zona, pero hubo momentos de diciembre y enero donde no hubo presencia de unidades de vigilancia”, comentó el especialista.

En momentos en que crece la polémica por las incursiones ilegales en la “Zona Económica Exclusiva” reservada para la flota nacional, el Puerto de Comodoro Rivadavia está avanzando con el plan de construir un Centro de Logística que atenderá, precisamente, a esos mismos buques extranjeros.

En concreto, se trata de la licitación del “astillero” del Puerto de Comodoro, cuyos alcances fueron detallados por el administrador, Favio Cambareri, una iniciativa que es duramente resistida por los buques argentinos dedicados a la captura del calamar, una de las especies que está más sometida a la depredación por parte de la flota extranjera.

“Hace aproximadamente doce años que (Astilleros Comodoro SA) no está en funcionamiento, con un estado de abandono y deterioro notable”, explicó Cambareri a la especializada Revista Puerto. Y además dijo que se debió realizar “una presentación judicial en el marco de la quiebra de Astilleros Comodoro S.A. para poder recuperar el espacio acuático y terrestre que ocupa en el Puerto”.

En el pliego de la convocatoria, explicó Cambareri, se definió que “el objeto principal de este emprendimiento debe ser la industria naval y puede tener actividades complementarias, como la industria metalmecánica”.

Consultado sobre la posibilidad de que el Centro Logístico brinde servicios a buques pesqueros que operan fuera de la milla 200,Cambareri respondió que si bien la Administración Portuaria colabora con los organismos nacionales de fiscalización y que “no estamos organizando un servicio para ese sector extranjero”, el astillero puede proyectarse a buques pesqueros nacionales, como a otro tipo de embarcaciones” y que “dentro de nuestro ordenamiento legal puede ingresar un buque pesquero extranjero, en la medida que no pesque en infracción dentro del Mar Argentino”.

Así opera la flota que saquea el Mar Argentino

Consultado respecto de los barcos agrupados hoy al borde de la zona económica exclusiva, Schvartzman señaló que el 40 por ciento de las embarcaciones corresponde a unidades de la flota ilegal china, mientras que la porción restante se divide entre buques de Corea del Sur, Taiwán y España.

“Hace 10 años el total de barcos, incluyendo a aquellos que apagan sus sistemas de ubicación, rondaban los 420. Hoy tenemos que hablar de más de 500. Así como se incrementó este número, también subió la cantidad de ingresos ilegales al Mar Argentino. El año pasado sufrimos un ingreso masivo de 95 buques. Esto fue advertido y notificado por pesqueros argentinos”, aseguró.

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De aquí a mayo, siguió el especialista, la depredación promediará las escalofriantes 10.000 toneladas de ejemplares diarios. “Calamares, tiburones, mantarrayas, merluzas, están entre las especies que sufren más capturas. También delfines. Los taiwaneses, se ha comprobado, suelen utilizar al delfín, cuya pesca está prohibida en todo el mundo, como carnada para atraer al tiburón o al atún”, precisó.

El desastre que encabezan los chinos

En cuanto a los métodos a los que recurren chinos, coreanos, taiwaneses y españoles, Schvartzman detalló que, en el caso de los primeros, “los poteros realizan una pesca algo más selectiva, con foco en el calamar”.

“Los barcos chinos utilizan luces para atraer al plancton, que es alimentación clave para el calamar. Este sigue al plancton hasta la superficie y es atrapado mediante un sistema de poleas, dotado con anzuelos triples, enganchan al ejemplar sin siquiera utilizar una carnada. Una vez subido a cubierta, el calamar es cortado en trozos o va directo como está a la cámara de refrigeración”, contó.

Como ya informó iProfesional en otras oportunidades, el funcionamiento de la flota china es promovido por el gobierno de la potencia asiática mediante acciones como el subsidio al combustible para las compañías del rubro pesquero o, directamente, la participación accionaria del Estado en algunas de las empresas propietarias de los buques.

La armada de pesca en aguas distantes de la potencia asiática reúne en un solo actor los peores atributos en cuanto a métodos extractivistas para el saqueo de la biodiversidad marina: pesca a gran escala en áreas específicas por períodos que pueden superar el año, movimientos a escondidas de los satélites, violación de las restricciones para operar en aguas territoriales.

A eso hay que sumarles prácticas laborales emparentadas con la esclavitud. A excepción del capitán y sus oficiales, todos chinos, el grueso de los tripulantes de estas embarcaciones son ciudadanos de Indonesia, Filipinas o África sometidos a los tratos más inhumanos: en 2014, por citar un caso, se constató que 28 personas que bajaron de un pesquero de calamares en Montevideo, Uruguay, presentaban marcas de grilletes en los tobillos.

Corea del Sur, Taiwán y España, igual de destructivas

Por su parte, la presencia coreana, indicó el experto, comprende barcos poteros que replican los métodos de la armada ilícita china.

En cuanto a los taiwaneses, la flota está integrada por navíos palangreros, esto es, unidades que pescan mediante líneas extendidas a lo largo de kilómetros. “Una línea puede llegar a medir 20 kilómetros. Cuentan con anzuelos y carnada cada dos o tres metros. Es una pesca por demás de destructiva: los anzuelos atraen a todo tipo de especies. Pingüinos, albatros, tortugas marinas, además de cualquier variedad de pez, suelen ser víctimas de estas líneas”, explicó.

Los españoles, en tanto, operan con redes de arrastre que capturan todo a su paso. “Llevan a cabo una depredación terrible. Merluza común, merluza negra, que es una especie protegida, abadejo, calamar, arrasan con todo en su paso con las redes. Con menor volumen de buques generan el mismo impacto que los chinos. Muchos dueños de las flotas son españoles multimillonarios que viven en Montevideo”, dijo.

Schvartzman afirmó que la Unión Europea subsidia la actividad ilegal que llevan a cabo estos navíos mediante ayudas financieras en aspectos como el costo del combustible. “Suelen contar con tripulaciones de indonesios y africanos, aunque también es usual detectar presencia de peruanos. También llevan a cabo violaciones de derechos humanos, aunque quizás no al nivel de chinos y taiwaneses”, comentó.

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Además de la catástrofe ambiental, la actividad ilícita que llevan a cabo todas estas embarcaciones genera pérdidas económicas para la Argentina del orden de los 1.200 millones de dólares al año.

Las armadas china, taiwanesa, española y coreana encuentran en la tibieza de la legislación local un humus para seguir adelante con la devastación: las normativas vigentes, en caso de ocurrir la captura de un pesquero operando en la zona económica exclusiva, apenas fijan multas con un tope que no alcanza a los 150.000 dólares.

Fuente: iprofesional.com

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