El actual líder del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, y el exdictador chino Jiang Zemin. (Imagen de archivo)

En octubre de 1948, un año antes que el partido comunista chino (PCCh) tomara el poder en China, más de 100 intelectuales embarcaron en secreto en un buque de carga desde Hong Kong hasta Tianjin para reunirse con Mao Zedong en Beijing. “Parece que ustedes abordaron el barco pirata del PCCh”, dijo Mao durante el encuentro, según Qian Jiaju, uno de los intelectuales presentes en la reunión.

Estos intelectuales viajaron después a Beijing para asistir a la próxima conferencia consultiva política del pueblo chino (CCPPCh). Impresionados por las promesas de Mao y el PCCh, creyeron que China iniciaría un nuevo capítulo de democracia, libertad, prosperidad y paz, nada de eso se hizo realidad. En pocos años, estos sueños se hicieron pedazos sin piedad, ya que el PCCh —un régimen totalitario— reprimió a los intelectuales, se apoderó de la propiedad privada y provocó una hambruna masiva provocada por el hombre.

Abordando el barco pirata

Qian recordó que Mao decía a menudo esa frase (“Parece que ustedes abordaron el barco pirata del PCCh”) cuando se reunía con funcionarios e intelectuales que no pertenecían al PCCh. Algunos lo interpretaron como un humor de Mao. “Pensamos que era una broma. Pero no lo era”, escribió Qian en sus memorias, que documentan los ataques y humillaciones que sufrió en numerosos movimientos políticos.

Chen Zupei

El carguero, un barco británico de 3.000 toneladas, fue alquilado por Chen Zupei, un empresario de la provincia de Guangdong. A través de su familiar lejano Liu Simu, un espía de la tercera internacional incrustado en el gobierno del Kuomintang (KMT), Chen llegó a conocer a muchos intelectuales procomunistas como Zhang Naiqi y Qian. También hizo grandes donaciones al PCCh.

Viendo que el PCCh derrotaría al KMT, Chen envió a su primo Chen Zuying a Tianjin para que trabajara con el PCCh. También alquiló el mencionado barco para entregar suministros vitales (como medicinas, gasolina, diésel, neumáticos, camiones y caucho) al PCCh en Tianjin.

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Además de Qian, otros intelectuales reconocidos que subieron al barco fueron Sa Kongliao, Jin Zhonghua, Ma Sicong y Ouyang Yuqian. Casi todos ellos fueron perseguidos posteriormente en diversos movimientos políticos. Sa, director general de China Business News, fue atacado durante la Revolución Cultural. Jin, redactor jefe del Sing Tao Daily, también fue objeto de ataques durante la Revolución Cultural.

Qian tampoco se salvó. En sus memorias describió cómo el PCCh engañó a intelectuales y empresarios, al tiempo que los perseguía despiadadamente tras aprovecharse de ellos. A principios de 1949, uno de los principales dirigentes del PCCh, Liu Shaoqi, dijo a un grupo de empresarios: “En la China actual, el problema es que tenemos muy pocos capitalistas y China está demasiado subdesarrollada”. Ante las declaraciones de Liu, muchos empresarios optaron por quedarse en la China continental, creyendo que se les permitiría la libertad de dirigir sus negocios, pero luego vieron cómo les confiscaban sus bienes durante los movimientos políticos. Algunos de ellos incluso perdieron la vida en esos movimientos.

Como otros, el propio Chen Zupei también se convirtió en una víctima. Creyó en la promesa del PCCh de tratar a los empresarios como verdaderos amigos y pensó que él y otros empresarios tendrían un futuro brillante mientras siguieran de cerca al PCCh. Después de regresar de Hong Kong a la China continental, fundó una de las primeras empresas conjuntas de China. Cuando comenzó la campaña de los Cinco Antis en 1952, se vio obligado a pagar impuestos atrasados por valor de 20.000 millones de yuanes. Por ello, fue detenido por la policía durante un mes antes de conseguir fondos para pagar los impuestos. Durante la campaña antiderechista de 1957, fue atacado de nuevo. Chen intentó suicidarse saltando desde un edificio. Sobrevivió, pero se rompió la pierna.

Un error fatal

Lu Zuofu (el letrero de la derecha muestra el nombre de su empresa, Grupo Minsheng)

Lu Zuofu, conocido como el rey de la industria naval china, también cometió un error similar. Después de que el ejército japonés invadió China en 1937, Lu y su flota del Grupo Minsheng trasladaron milagrosamente a más de 300.000 personas y más de 90.000 toneladas de equipo crítico desde la ciudad de Yichang río arriba por el Yangtze en muy poco tiempo. Esto se denominó “la evacuación de Dunkerque de China”, que salvó a la industria china durante su batalla contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

Convencido por las mentiras del PCCh, Lu trasladó su flota de Hong Kong a China continental y se adhirió al PCCh. Sin embargo, menos de dos años después, los delegados pro-PCCh atacaron y difamaron descaradamente a Lu durante el movimiento de los Cinco Antis, el 8 de febrero de 1952. Para librar a su familia de los crecientes ataques del PCCh, no tuvo más remedio que suicidarse y el PCCh se apoderó de su empresa.

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Durante una campaña en julio de 2020, el PCCh le pidió a los líderes empresariales que aprendieran de los capitalistas rojos (también conocidos como pro-PCCh) como Lu, Wang Guangying y Rong Yiren. Irónicamente, todos estos hombres habían sido víctimas del PCCh durante varios movimientos políticos.

Chiang Kai-shek, líder del KMT que se oponía al PCCh, había planeado salvar a los intelectuales del terror comunista antes de marcharse a Taiwán. Algunos intelectuales se mudaron con él, como Hu Shih, Fi Sinian y Mei Yiqi. Pero la mayoría de los intelectuales optaron por quedarse en China continental. Por ejemplo, 60 de los 81 miembros de la Academia Sinica se quedaron, con la esperanza de poder trabajar con el PCCh para lograr una nación más fuerte. Desgraciadamente, aparte de algunos que voluntariamente inclinaron sus principios para complacer al PCCh, como Guo Moruo, la mayoría de ellos fueron terriblemente reprimidos.

Este grupo también incluía a los académicos que habían regresado a China desde el extranjero. Wu Ningkun, uno de los traductores de renombre de China, canceló sus estudios de doctorado en la Universidad de Chicago y regresó a China. Cuando su amigo Tsung-Dao Lee, otro alumno que estudiaba en la misma universidad, se despidió de él, Wu le preguntó a Lee por qué no había decidido volver a China. “No quiero que otros me laven el cerebro”, respondió Lee.

Varios años después, Wu fue señalado como derechista en 1957 y enviado a reformarlo a través del trabajo (Laogai), donde sufrió durante 20 años. Sin embargo, en 1957 Lee ganó el Premio Nobel de Física.

En 1993, Wu Ningkun publicó unas memorias en inglés tituladas A Single Tear (Una sola lágrima), dos años después de trasladarse a EE. UU. Como represalia, su empleador en China les suspendió la pensión a él y a su esposa. “Como no sabía cómo se podían lavar los cerebros, en aquel momento no me pareció una idea muy descabellada”, dijo, recordando las palabras de Lee en 1951 en el libro.

Dejando el barco pirata

Ma Sicong, conocido como el rey de los violinistas en China, regresó de Francia a China continental en 1932. En 1949, se convirtió en presidente del recién creado Conservatorio Central de Música de Beijing. Después de haber sido blanco de persecución en la Revolución Cultural en 1966, Ma y su familia huyeron a Hong Kong. Tan pronto llegó a Hong Kong, se deshizo del emblema con el retrato de Mao Zedong.

Desde allí, Ma se fue a Estados Unidos, donde ofreció un discurso en el que explicaba por qué había abandonado China. Dijo que el movimiento de la Revolución Cultural estaba destruyendo a los intelectuales en China. Lo que ocurrió en 1966, cuando se inició el movimiento, lo desesperó.

Varios familiares de Ma posteriormente fueron perseguidos por funcionarios del PCCh. Ma le explicó a sus hijos adultos que no había hecho nada malo. Dijo que era el demonio [comunista] el que perjudicaba a la gente y que un día las cosas se aclararían.

Otro ejemplo es el de Fou Ts’ong, un reconocido pianista chino. Al enterarse de que su padre, el famoso traductor Fu Lei, fue atacado por ser derechista, Fou huyó de Varsovia a Londres en 1958. Varios años después, sus padres se suicidaron durante la Revolución Cultural.

Otra destacada pianista, Gu Shengying, no tuvo tanta suerte. Su padre, un empresario que apoyaba al PCCh, fue señalada en 1955 en un movimiento político y recibió una sentencia de cadena perpetua en 1958. Después de ser atacada y humillada el 31 de enero de 1967, Gu se suicidó junto con su madre y su hermano menor.

Renunciar al PCCh

Durante las últimas décadas de su gobierno, el PCCh ha causado 80 millones de muertes no naturales. Al reconocer el daño que ha hecho el PCCh, más de 370 millones de chinos han renunciado al PCCh y a sus organizaciones afiliadas, la liga de la juventud comunista y los jóvenes pioneros. “Ahora sé que el PCCh no es solo un partido político. Es un demonio que nos destruye a todos”, escribió el internauta Yang Defu, explicando por qué renunció al PCCh.

Li Chuanliang, exteniente de alcalde de la ciudad de Jixi, en la provincia de Heilongjiang, huyó a Estados Unidos en agosto de 2020 y declaró que había roto sus vínculos con el PCCh. Desde el 2014, ya había solicitado voluntariamente su renuncia al PCCh. Durante la pandemia de coronavirus, también fue testigo de cómo algunos funcionarios fueron arrestados por hacer comentarios incompatibles con las narrativas oficiales del PCCh. Estas experiencias le hicieron temer que le sucedieran represalias similares. “El PCCh primero le dará algunos beneficios para atraerlo; si no lo sigue, lo amenazará y lo atacará”, dijo.

Zhao Zhongyuan, médico tradicional chino en Beijing, también abandonó China en 2019. Cuando aún estaba en Beijing, trató a algunos abogados de derechos humanos que habían defendido a los practicantes de Falun Dafa. Después de que el PCCh comenzó a atacar a los abogados por representar a los practicantes de Falun Dafa, Zhao también fue amenazado por ser el médico de los abogados. “Si una persona sabe lo malo que es el PCCh, y si una persona sigue su conciencia, entonces seguro que renunciará al régimen”.

La gente dentro de China también ha empezado a cambiar. Recientemente, en un lugar turístico de Sídney, dos mujeres chinas hablaron con un practicante de Falun Dafa y comprendieron cómo el PCCh ha reprimido a la gente a lo largo de su historia. Tras leer un afiche sobre cómo el exdiplomático chino Chen Yonglin desertó y comenzó a exponer las atrocidades del PCCh, las dos turistas quedaron impactadas. Tomaron una foto del cartel y aceptaron también renunciar al PCCh.

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Fuente: minghui.org

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