Por Marcelo Duclos – Panampost
“No puede ocurrir esto. Estamos rectificando”. Las palabras pertenecen a la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, que salió a despegarse de una imagen bochornosa que arrojó el toque de queda: la de una familia humilde que había sido bajada por las fuerzas de seguridad de un colectivo (bus de corta distancia). La imagen de la madre con su hijo asustado, cruzando la insegura zona del Puente Pueyrredón a pie fue demasiado, por lo que la funcionaria tuvo que salir a marcar distancia de los hechos.
Pero… ¿qué pensaron que iba a suceder? Si el Gobierno se pone rígido en el cumplimiento de su toque de queda, estas serán las consecuencias inevitables. Obviamente, suben las probabilidades de detener (y justificar) a un grupo de jóvenes alcoholizados en una fiesta clandestina, pero también tendrán que lidiar con estas situaciones, mucho más frecuentes. Miles de trabajadores informales, que no “califican” para el certificado de esenciales, deberán volver todos los días a sus casas fuera del horario “permitido”, muchos de ellos en el conurbano bonaerense.
En algunos puntos del país, luego de iniciar el toque de queda, se registraron hasta escenas de violencia entre personas que no contaban con el permiso para movilizarse y agentes policiales que les impidieron el acceso al tren. Tristes imágenes de lo que no es más que la lucha de pobres contra pobres, producto de un Gobierno improvisado con vicios autoritarios. La nula previsión o subestimación de esta realidad argentina deja en evidencia la desconexión absoluta de Alberto Fernández y compañía con todo lo que los rodea.
El lunes será una jornada movida en lo político, sobre todo en lo vinculado a la zona metropolitana. Durante el viernes, y también en la jornada de este sábado, muchos locales gastronómicos se animaron a atender puertas adentro, además de las mesas en el exterior. Pero los focos estarán al principio de la próxima semana en las escuelas. Mientras un establecimiento educativo de La Plata ya anticipó su rebeldía, muchos padres aseguran que llevarán a los chicos a los establecimientos, como hasta la semana pasada.
Mientras tanto, la Corte Suprema de Justicia tendrá que resolver el pedido de nulidad del Gobierno porteño, en cuanto a las nuevas restricciones impulsadas por la Nación. El máximo tribunal puede ganar tiempo y esperar o incluso no hacer lugar al pedido de Horacio Rodríguez Larreta, lo que no tendría sentido constitucionalmente hablando. Pero si la Corte respalda la solicitud porteña, el panorama político se pondrá muy caldeado, con el Gobierno Nacional por un lado y la Justicia respaldando a la gestión opositora de la Capital.