Fuente: verdadypaciencia.com

La inteligencia alemana ha anunciado la creación de un Departamento especial encargado de vigilar a las personas que cuestionen las medidas liberticidas adoptadas en nombre del coronavirus y que critiquen la globalización, ya que así pondrían en peligro la seguridad nacional. Por lo tanto, Covid es un dogma que constituye, como reconoce la inteligencia alemana, la globalización. El silencio, en filas de dos, facilita la entrada al matadero.

Hoy ha aparecido un interesante artículo en el New York Times. Dice que la muy democrática, progresista y tolerante Alemania va a poner bajo vigilancia a las personas que no comparten la línea oficial sobre Covid. ¿Qué pasa con la tolerancia hacia los demás, la pluralidad de opiniones en una sociedad liberal, el poder de la voluntad popular en una sociedad democrática? Eso es cosa del pasado, porque ahora tenemos una emergencia sanitaria y no se puede reír con la salud de la gente.

La inteligencia interna alemana ha declarado que está creando un departamento especial para vigilar el movimiento “agresivo” y “conspirador” (What else ?) de quienes se atreven a criticar las medidas de confinamiento y las medidas sanitarias (mascarillas, distancias sociales, etc.) con el fin de causar prejuicio, y cito, al Estado, al business  y a la globalización. En efecto, se indica, el cuestionamiento de las medidas inéditas (e inoperantes en el plano sanitario) adoptadas con motivo del coronavirus pone en tela de juicio el proceso de globalización acelerada al que asistimos.

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“El servicio de inteligencia nacional de Alemania dijo el miércoles que vigilaría a los miembros del cada vez más agresivo movimiento negador del coronavirus porque suponían un riesgo de socavar el Estado.

El movimiento – alimentado en parte por salvajes teorías conspirativas – ha pasado de criticar las medidas de bloqueo del coronavirus y las normas de higiene a atacar al propio Estado, a sus dirigentes, a las empresas, a la prensa y al globalismo, por nombrar algunos.”

Como afirma el Ministro del Interior, las instituciones públicas han sido objeto de numerosos ataques desde el comienzo de la crisis del coronavirus:

“Nuestro orden democrático básico, así como las instituciones del Estado, como los parlamentos y los gobiernos, se han enfrentado a múltiples ataques desde el inicio de las medidas de contención de la pandemia de Covid-19”, dijo el Ministerio del Interior

Y como no es posible cuestionar la línea política que se está llevando a cabo, la cual consiste en luchar contra la población y no a curar a los enfermos, hay que vigilar a los que cuestionan esta gestión globalizada y liberticida, una gestión que vacía al Estado de su sentido y lo convierte en nada más que una máquina armada al servicio de los intereses globalistas, en particular de un business transnacional.

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De hecho, no es falso, según su lógica. Aquellos que, a pesar de la intensa propaganda con la que se atiborra sobre todos los soportes posibles e imaginables a las poblaciones, a pesar de un discurso global mortificante y culpabilizador (los enfermos son culpables y peligrosos), se atreven a denunciar esta renuncia de los gobernantes de la pantomima, presentan un verdadero peligro para este mundo en construcción.

Lo más sorprendente de estas declaraciones no es ni siquiera el fondo: el hecho de que los Estados presten especial atención a las personas que desafían activamente la gestión represiva de la crisis sanitaria no es una sorpresa. Lo más sorprendente es que ahora se puede decir abiertamente: sonríe, te vigilan. La vigilancia ha alcanzado tal grado de normalidad que la libertad ha quedado relegada muy, muy lejos, fuera del alcance de las máscaras, las vacunas experimentales obligatorias, el arresto domiciliario, el toque de queda interminable, todas esas medidas que reducen al ser humano a una acumulación incierta de células defectuosas.Por lo tanto, hay que vigilarlos, para desacreditarlos mejor (conspiracionistas, racistas, etc.) y, si es necesario, silenciarlos.

¿Tu máscara no te sofoca demasiado? ¿O ya no la sientes?

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