Por José Hermosa – BLes.com
La policía alemana investiga el caso de una enfermera de la Cruz Roja que habría cambiado el contenido de unas 8.600 ampolletas de vacunas Covid o virus PCCh (Partido Comunista de China) por solución salina, para que fueran inyectadas a los solicitantes.
El investigador de la policía, Peter Beer, declaró en una conferencia de prensa que varias declaraciones de testigos permitían admitir “una sospecha razonable de peligro” relacionada con el caso, según NZ Herald del 11 de agosto.
Una hipótesis señala que la enfermera pudo sustituir las dosis porque era “responsable de la preparación de las vacunas y de la preparación de las jeringuillas durante su horario de trabajo en el centro de vacunación”, dijeron las autoridades sanitarias.
En este contexto, la subdirectora del equipo de coronavirus de Baja Sajonia, Claudia Schröder, declaró: “Dado que guarda silencio ante la policía, no sabemos si fue manipulada durante este periodo y en qué medida”, omitiendo el nombre de la sospechosa.
Es de tener en cuenta que el falso pinchazo era inofensivo, y los funcionarios encargados de la campaña de vacunación se proponen aplicar el programado.
“El distrito de Frisia hará todo lo posible para que las personas afectadas reciban su protección vacunal lo antes posible”, escribió el concejal local Sven Ambrosy en un post de Facebook, de acuerdo con New York Post.
Por otro lado, no está clara la motivación de la enfermera para proceder de esa manera, algunos lo atribuyen a que no estaba de acuerdo con que se aplicara ese medicamento que no es aprobado por la FDA, sino que solo cuenta con una autorización de emergencia.
Como ella muchas personas no desean inocular la polémica sustancia en sus cuerpos, pero cada vez son mayores las medidas coercitivas para que lo hagan.
El 7 de junio, el hospital Houston Methodist de Texas, Estados Unidos, suspendió a 178 trabajadores que no se habían vacunado.
Una de las enfermeras antiguas, Jennifer Bridges, demandó al hospital, argumentando que la política era ilegal y obligaba a los empleados a ser “conejillos de indias” de vacunas que no habían pasado por el proceso completo de aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos. Su caso fue desestimado.
Otras personas, entre las vacunadas y las no vacunadas lamentan que se proceda a aplicar masivamente este medicamento.
Asimismo, varios científicos y especialistas muy calificados en los procesos de investigación y producción de las vacunas, advierten sobre los serios peligros que implica un procedimiento de esa magnitud.
De hecho, millones de reacciones adversas sufridas por quienes fueron vacunados, y decenas de miles de muertes corroboran las sospechas que detienen a muchas personas de tomar este producto químico experimental.
En junio el senador, Ron Johnson, celebró una rueda de prensa en Milwaukee (Wisconsin) con familias de todo el país que compartieron sus experiencias sobre las reacciones adversas a las vacunas COVID-19.
Uno de los espectadores del video, Dan Dansie, se hizo eco de los miles de historias dolorosas por las que atraviesan quienes son víctimas de graves daños tras recibir el polémico medicamento.
“Hay miles de historias como esta ahí fuera que probablemente ni siquiera se denuncian. Esto es muy triste y desgarrador”, señaló Dansie en su respuesta.