Por Carlos Esteban – gaceta.es
Casi medio siglo de derecho constitucional al aborto podría haber llegado a su fin si se confirma la opinión mayoritaria del Tribunal Supremo de Estados Unidos filtrada a Politico, en la que el juez Samuel Alito deja claro que la corte ha decidido, por cinco votos contra cuatro, revertir la sentencia jurisprudencial de Roe contra Wade.
Esto no significa que el aborto vaya a ilegalizarse en Estados Unidos (como titula, errónea pero no accidentalmente, el diario El País), sino que ahora serán las legislaturas de los estados -los representantes del pueblo, en fin- las que decidirán qué hacer con este procedimiento en su jurisdicción. La jurisprudencia sentada por el alto tribunal en 1973 que ahora se revierte vetaba cualquier restricción a la eliminación de niños no nacidos por parte de los congresos de los estados al decretar que se trataba de un derecho constitucional.
Como informó Politico, la opinión es «un rechazo total e inquebrantable de la decisión de 1973 que garantizó las protecciones constitucionales federales del derecho al aborto [sic]», lo que marca una victoria gigantesca para el movimiento provida. La filtración de una opinión redactada no tiene precedentes en la historia del alto tribunal y ha conmocionado a la opinión política y jurídica de Estados Unidos.
«Roe fue un terrible error desde el principio», escribe Alito en el documento que, de ser emitido oficialmente por el tribunal, sería la mayor victoria del movimiento provida en toda su historia. «Sostenemos que Roe y Casey [una decisión que confirmó la primera] deben revertirse», agrega la opinión mayoritaria.
Politico destacó estos diez pasajes del proyecto de dictamen:
«Sostenemos que Roe y Casey deben revertirse. La Constitución no hace ninguna referencia al aborto, y ningún derecho de este tipo está protegido implícitamente por ninguna disposición constitucional…”.
«Roe fue un terrible error desde el principio. La argumentación fue excepcionalmente débil y la decisión ha tenido consecuencias nocivas. Y lejos de lograr un acuerdo nacional sobre el tema del aborto, Roe y Casey han inflamado el debate y profundizado la división. Es hora de hacer caso a la Constitución y devolver el asunto del aborto a los representantes electos del pueblo».
«En los años previos [a Roe v. Wade] alrededor de un tercio de los estados habían liberalizado sus leyes, pero Roe terminó abruptamente con ese proceso político. Impuso el mismo régimen altamente restrictivo en toda la Nación, y efectivamente derogó las leyes de aborto de todos los Estados. (…) Representó el ‘ejercicio del poder judicial en bruto’… y desató una controversia nacional que ha amargado nuestra cultura política durante medio siglo».
«La conclusión ineludible es que el derecho al aborto no está profundamente arraigado en la historia y las tradiciones de la Nación. Por el contrario, una tradición ininterrumpida de prohibir el aborto bajo pena de castigo criminal persistió desde los primeros días del common law hasta 1973».
«En algunos estados, los votantes pueden creer que el derecho al aborto debería ser incluso más amplio [sic] que el derecho que reconocieron Casey y Roe. Los votantes de otros estados pueden desear imponer estrictas restricciones basadas en su creencia de que el aborto destruye a un ‘ser humano no nacido’. (…) La comprensión histórica de nuestra nación de la libertad ordenada no impide que los representantes electos del pueblo decidan cómo se debe regular el aborto».
«Hace tiempo que reconocimos, sin embargo, que el stare decisis ‘no es un mandato inexorable’ y que ‘está en su punto más débil cuando interpretamos la Constitución’. Se ha dicho que a veces es más importante que un problema «se resuelva a que se resuelva correctamente». Pero cuando se trata de la interpretación de la Constitución, la ‘gran carta de nuestras libertades’, destinada a ‘perdurar a través de un largo lapso de años’, le damos un gran valor a que el asunto se ‘arregle correctamente’”.
“En muchas otras ocasiones, esta Corte ha anulado importantes decisiones constitucionales. (…) Sin estas decisiones, la ley constitucional estadounidense tal como la conocemos sería irreconocible, y este sería un país diferente”.
”Casey se describió a sí mismo como llamando a ambos lados de la controversia nacional para resolver su debate, pero al hacerlo Casey necesariamente declaró un lado ganador. (…) La Corte cortocircuitó el proceso democrático al cerrarlo a la gran cantidad de estadounidenses que disentían en cualquier aspecto de Roe . (…) Juntos, Roe y Casey representan un error que no se puede permitir”.
«Roe ciertamente no logró poner fin a la división sobre el tema del aborto. Por el contrario, Roe ‘inflamó’ un tema nacional que se ha mantenido amargamente divisivo durante el último medio siglo. (…) La incapacidad de este Tribunal para poner fin al debate sobre el tema no debería haber sido sorprendente. Este Tribunal no puede lograr la resolución permanente de una rencorosa controversia nacional simplemente dictando un arreglo y diciéndole a la gente que siga adelante. Cualquiera que sea la influencia que la Corte pueda tener en las actitudes públicas debe provenir de la fuerza de nuestras opiniones, no de un intento de ejercer el ‘poder judicial en bruto’”.
“No pretendemos saber cómo responderá nuestro sistema político o sociedad a la decisión de hoy que invalida a Roe y Casey. E incluso si pudiéramos prever lo que sucederá, no tendríamos autoridad para permitir que ese conocimiento influya en nuestra decisión. Solo podemos hacer nuestro trabajo, que es interpretar la ley, aplicar principios de larga data de stare decisis y decidir este caso en consecuencia. Por lo tanto, sostenemos que la Constitución no confiere el derecho al aborto. Roe y Casey deben ser anulados, y la autoridad para regular el aborto debe devolverse al pueblo y a sus representantes electos”.