El mundo se enfrenta a uno de los mayores desafíos de la historia moderna. Ninguna nación saldrá indemne de la epidemia, cuyas consecuencias exceden sobradamente a la cuestión sanitaria en sí misma.

Prescindiendo de juicios de valor, existe una realidad innegable: la economía global y los sistemas políticos están en jaque, al tiempo que se multiplican las polémicas sobre las medidas que implementan los diversos gobiernos y organismos internacionales para afrontar la situación.

El caso argentino es paradigmático. Luego de una década de estancamiento económico e inmerso en una recesión aguda, el gobierno de Alberto Fernández decidió congelar la actividad en el país.

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Bajo la promesa de priorizar la salud pública sobre la coyuntura económica, el pasado 19 de marzo el presidente decretó el aislamiento obligatorio de la población y el cese inmediato de la actividad productiva y comercial.

Inicialmente dispuso que la medida se prolongue hasta el 31 de marzo, pero luego pospuso su cese al lunes 13 de abril.

El retardo se tornó asfixiante para la población, que se encamina hacia la quiebra de la mitad de las pequeñas y medianas empresas, 4 millones más de desempleados y una espiral hiper inflacionaria que amenaza con convertirse en la peor crisis de la historia argentina. Y esto es mucho decir.

Conatos de saqueos, motines en cárceles con el saldo de cinco víctimas fatales y una creciente campaña por la rebelión fiscal encendieron las alarmas del poder político.

En ese contexto nadie imaginaba si quiera la posibilidad de una segunda extensión del aislamiento duro.

Para el martes 7 de Abril, dirigentes empresarios, líderes sindicales y periodistas barajaban la misma información: a las 18 horas el mandatario anunciaría a los gobernadores las precauciones a partir del levantamiento previsto para el lunes.

La apertura de comercios e industrias bajo estrictos protocolos sanitarios y la libertad de tránsito para menores de 60 años eran virtualmente una realidad.

Pero sucedió lo opuesto: Fernández anunció el endurecimiento de la cuarentena, y 48 horas después formalizó otra prórroga inflexible hasta el 26 de abril inclusive, contemplando la multiplicación de los controles policiales, que hasta la fecha ya habían producido más de 30 mil detenciones a presuntos infractores de la norma.

Una ola de estupor asoló a los habitantes de argentina y a los argentinos en el exterior, entre los que me incluyo. Dos palabras entre signos de interrogación sonaron como una letanía a lo largo del territorio nacional y sus alrededores: ¿Qué pasó?

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Recibí la comunicación de una colega, intercediendo por un tercero que solicitó mi contacto. Fuente anónima que acreditó proximidad al entorno presidencial. Y una hipótesis inquietante: La decisión final no fue de Fernández.

El susodicho martes de la discordia, apenas una hora antes de la video conferencia con los gobernadores, la resolución de suspender el confinamiento masivo ya estaba tomada. Pero el destino de los argentinos cambió desde el instante que Alberto Fernández atendió una llamada imprevista.

¿De quién? de George Soros.

16:48 horas, de Buenos Aires; 15:48 horas, de New York. Ante la debacle de un mercado en default técnico, sin chances reales de financiamiento, el magnate húngaro expuso su propuesta de salvataje. Se compone de una oferta de cuatro puntos y una contrapartida de cinco condiciones.

La oferta:

• Gestionar la postergación del pago de la deuda con el FMI por un mínimo de 5 años.

• Interceder en la negociación con acreedores privados para conseguir una quita en torno al 60%, comprando los títulos de los bonistas reticentes.

• La instalación de una planta industrial de la catalana Grifols en Argentina, farmaceútica especializada en hemo-derivados. En auge desde que asegura el desarrollo de un plasma anti-coronavirus. Sobra decir que Soros adquirió un importante paquete accionario en mayo del 2019.

• Gestionar una nueva linea de crédito en torno a 20 mil millones de dólares a desembolsarse en 2021 para salvar las cuentas del Estado.

La fuente del financiamiento estaría supeditada a las elecciones en Estados Unidos. Escenario 1: De resultar ganador Biden, se instrumentaría a través de la FED. Escenario 2: De ser reelegido Trump, el empréstito provendría de un esfuerzo común entre el propio FMI, el Banco Mundial y un consorcio de empresarios “filántropos”.

Ante un comentario de Fernández sobre la urgencia de la situación, Soros añadió que él mismo podría adelantar 5 mil millones para sobrellevar lo que queda de 2020.

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George Soros

Las condiciones:

• Que el gobierno argentino contribuya a desestabilizar a Bolsonaro. El mandatario brasileño es el principal adversario de Soros en la región y atraviesa un momento de debilidad oportuno para este tipo de jugadas.

• Concretar la legalización del aborto que fracasó en las votaciones de 2018. Este mismo año sin falta.

• Impulsar una reforma educativa bajo la órbita de la Open Network University de Soros y con una fuerte impronta feminista y de “preparación para los empleos del futuro”. Cabe destacar que en el año 2003 Soros respaldó ante la UNESCO una propuesta similar para aliviar la deuda del primer periodo kirchnerista.

• La concesión monopólica de la energía eléctrica para la Breakthrough Energy Coalition de Soros, Gates, Zuckerberg y Bezos entre otros.

• Finalmente: La depreciación de los activos argentinos al mínimo posible, por dos vías: devaluación monetaria y alargar el aislamiento total, y por tanto la parálisis económica.

Acorde al informe, el locuaz mandatario en esta ocasión optó por hablar poco (su dominio del inglés no es óptimo) y culminó la conversación agradeciendo el llamado y la promesa de evaluar la propuesta.

Minutos más tarde daría conocer su radical viraje: de la “flexibilización” al “endurecimiento” del encierro colectivo.

Confirmé la existencia de la llamada con una segunda persona que participó de aquella jornada en la Quinta de Olivos. Cotejé el contenido de la misma con algunos analistas internacionales que dan seguimiento a la operativa del lobby de Soros, incluyendo a la politóloga estadounidense Michelle Steinberg, que lleva 25 años investigándolo.

Cabe destacar que la trayectoria del inversor en la nación austral abarca más de tres décadas de negocios con los sucesivos gobiernos, además de una poderosa red de influencia que revelé a fines de 2018, el año del frustrado proyecto abortista: ministros, senadores, diputados, empresarios de prensa y referentes de todo el arco ideológico figuraban en la lista de líderes confiables del Open Society Institute.

Desarrollé todo lo anterior en esta exclusiva de 36 minutos, publicada el pasado sábado 18. Con más de 320 mil visitas y #Soros como trending topic de Twitter durante tres días consecutivos, ya constituye una de las principales noticias políticas del momento.

Y no es para menos, porque el propio gobierno de Fernández resignificó esa filtración como una auténtica profecía:

• Dos horas después de la publicación, el ministro de salud Ginés González García batió su propio récord de contradicciones descartando sus propias predicciones oficiales que ubicaban el pico de contagios para mayo.

• 24 horas más tarde, por la noche del domingo, el presidente Fernández anunció “la triste noticia” de que “no se sabe” cuándo terminará el encierro compulsivo, inaugurando una tercera prórroga que esta vez descarta de lleno una fecha de finalización.

• El lunes se supo que la la cancillería nacional tomará acciones acciones legales contra el gobierno brasileño por el cierre de compuertas en sus represas, lo que perjudica el nivel de aguas fluviales en el sur.

Esta intervención fue solicitada por productores agropecuarios y el gobernador de Misiones desde el mes de Febrero, pero curiosamente fue atendida solo ahora, en medio del estado de emergencia y con tres cuartas partes de la administración pública congeladas.

Esa misma tarde el Poder Ejecutivo definió a las “interrupciones legales del embarazo” como “servicio esencial” que debe prestarse obligatoriamente y con inmediatez pese a la cuarentena.

• El día martes 14 se dió a conocer la oferta que llevará el ministro de economía Martín Guzmán – discípulo de Joseph Stiglitz, un histórico aliado de Soros – a los bonistas particulares.

Superando ampliamente las expectativas de los últimos días, la cifra se ubica en el número mágico del 60% de quita. Ni más, ni menos.

• Al momento de escribir estas lineas, el tipo de cambio real (en Argentina existe un cepo cambiario con sus consiguientes mercados paralelos) acumula una inédita suba del 25% en la última semana.

• Finalmente, en el día de la fecha, la cadena Sputnik News publicó una nota advirtiendo que el plan de Soros para “dormir” economías y depredarlas no se limita a Argentina: aspira al mismo escenario para el gigante del norte, su país de residencia.

En vista a lo expuesto, es lógico el revuelo de la noticia. Comunicar en tiempos donde la ministro de seguridad, Sabina Frederic, realiza ciberpatrullajes orwellianos del “humor social” constituye un verdadero acto de osadía.

Cuando recrudecen las detenciones que ya algunos juristas advierten arbitrarias, mientras se abusa de ambiguas figuras penales como la “incitación pública” para allanar domicilios, secuestrar dispositivos electrónicos y encerrar personas.

Bajo el pretexto de la Peste, se disuelven las garantías fundamentales de los ciudadanos frente al Leviatán. Pero ya lo dijo Mariano Moreno, el primer periodista del Río de la Plata: “Prefiero una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila”.

La obsecuencia es un vicio intolerable en cualquier circunstancia, pero pecar de ella en las actuales circunstancias nos condenará al peor de los destinos.

Nuestra vida, libertad y propiedad no sólo no están preservadas, sino que están siendo consumidas por un incendio fatal. Lo azuzan el pánico de muchos, la desidia de otros y el oportunismo de unos pocos.

Los argentinos y todos los latinoamericanos debemos tomar consciencia real del riesgo que afrontamos. Antes de que sea tarde.

Por Nicolás Morás

Fuente: dVOX

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https://www.youtube.com/watch?v=yHLeutua7nU

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