Por Rubén Navarro

Con las manifestaciones del 8M se ha multiplicado un debate público sobre la llamada Ley Trans tanto en medios de comunicación, redes sociales y el Congreso como otro algo más privado dentro del Consejo de Ministros. Las últimas olas del feminismo ya no defienden el voto femenino, la inclusión de las mujeres en la vida pública, política, económica o social. Sus peticiones y argumentarios excluyen.

Excluyen a todos los hombres o a la grandísima mayoría. Excluyen también a quienes no piensen como ellas, excluyen a quienes no sean radical y extremamente de izquierdas. El colmo de la exclusión es que el feminismo de Irene Montero, Pablo Iglesias y facciones políticas cercanas excluye a feministas de su propio partido, además a la grandísima mayoría de las mujeres por querer integrar a hombres que se creen o pretenden ser mujeres.

Históricamente, y tiene todo el sentido, las manifestaciones han sido organizadas desde “el pueblo”, desde la sociedad civil independiente o desde grupos de ciudadanos para presentar denuncias o peticiones al gobierno o a las autoridades. Lo raro es que “la Manifa del 8M” no está organizada únicamente por la sociedad civil o “el pueblo” sino en un gran porcentaje por “el Gobierno”, “el partido”, “el movimiento” o grupos de ONGs apesebradas y convenientemente subvencionadas que sirven para colocar a amigos, políticos en horas bajas o como trampolín para aquellos en ascenso. Nos deberíamos preguntar si no se instrumentaliza a la mujer, o a algunas de ellas, con un sentido meramente político.

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Han dejado de representar la lucha de clases, la del proletariado contra los malvados detentores del capital para ir a luchas menores que pretenden agrandar señalando y acusando a quien no piense como ellos. Es la lógica confrontacional. El comunismo y la izquierda radical necesitan un enemigo enfrente para su dialéctica de lucha y confrontación.

Vox está promoviendo juiciosas iniciativas con el objetivo de «proteger a mujeres y niños de los experimentos de ingeniería social que el Gobierno pretende introducir en España». Lo ha hecho con una proposición no de ley pidiendo la prohibición de las terapias hormonales, cirugía en menores de edad, así como la eliminación del término “género” y el fin del adoctrinamiento.

En la legislación internacional, el término género sólo se encuentra definido en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional que en su artículo 7.3 indica que “se entenderá que el término “género” se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. El término “género” no tendrá más acepción que la que antecede”. La legislación internacional negociada, aprobada, ratificada y que forma parte de la legislación interna de cientos de países no indica que el género sea fluido ni autodeterminable sino que considera que sólo hay dos géneros: el masculino y el femenino. Únicamente ciertos grupos políticos e ideologizados pretenden cambiar la realidad e imponer su ideología.

La ventaja que tiene conocer las organizaciones internacionales y llevar 10 años en Ginebra es que ya conozco o puedo intuir los siguientes pasos. No es complicado saber que se atacará, vilipendiará, criticará y marginará a quien no sea 100% favorable a la “Ley Trans” y a sus postulados sobre el género fluido y cambiante. Se restringirán, entre otras, las libertades de expresión, opinión, asociación, religión y manifestación.

El Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género ha realizado una petición de contribuciones cuyo plazo termina el 14 de marzo en el que se puede comprobar claramente casi desde la primera línea como hay fuertes críticas frente a quien se posiciona contrario a la “ideología de género” y de hecho incluso pide contribuciones para crear una lista: “¿Quiénes son los principales actores que sostienen que los defensores de los derechos humanos de las personas LGBT están fomentando la llamada «ideología de género»? ¿Cuáles son sus principales argumentos? ¿Han sido eficaces en la regresión de los derechos humanos de las personas LGBT?”.

La proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género y características sexuales, y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales ya presentada en mayo de 2017 por Unidas Podemos ya preveía delitos de opinión, violaba la libertad de expresión, suponía un fraude de ley e invertía la carga de la prueba. HazteOir.org ya hizo campañas en las que la denominó “Ley Mordaza”.

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Quienes promueven la Ley Trans, la ideología de género y la Agenda LGBTI entienden que el concepto de género es cambiante, que es autodeterminable y que la persona puede elegir su género sentido. Además, arguyen que la Organización Mundial de la Salud eliminó en 2018 la disforia de género (sentir un género diferente del asignado en el nacimiento) de la lista de trastornos psiquiátricos y saldrá de esa clasificación en 2022.

En la promoción de una ideología y una agenda política, niegan y se olvidan de siglos y milenios de Biología básica y de la propia naturaleza del ser humano. Los bebés que nacen con los cromosomas XX serán niñas y se convertirán en mujeres así como que quien nace con los cromosomas XY será un niño que se convertirá en un hombre. El sexo es biológico y fijo y no una construcción social. Fuera de ello puede haber cambios estéticos en los genitales, pero no cambiarán ni las células ni los cromosomas.

La promoción de la Ley Trans implicará graves perjuicios contra las mujeres que verán como habrá hombres (convenientemente autodeclarados como mujeres) que invadirán espacios privados como baños, vestuarios o clubes deportivos femeninos. ¿Qué pasaría si un hombre que comete delitos de violación decide autodeclararse mujer? Expertos como el Dr. Francisco José Contreras, catedrático universitario y diputado de VOX ya lo avisaron.

En el deporte afectará claramente. Las diferencias no serán tan acusadas cuando las cualidades principales para obtener buenos resultados sean flexibilidad, coordinación, concentración, precisión, agilidad o fortaleza mental donde las mujeres pueden tener resultados iguales o superiores a los de los hombres frecuentemente. En cambio, cuando las cualidades principales para la obtención de buenos resultados sean aquellas en las que los hombres, nacidos como bebés con cromosomas XY, tienen ventajas obvias y notorias como son la fuerza, altura, resistencia o velocidad… Incluso las mujeres más entrenadas, con la mayor voluntad y mejores capacidades físicas tendrán difícil competir con hombres que se autodeclaren como mujeres.

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Las implicaciones del nuevo feminismo trans, de la promoción de la “ideología de género” y de la Agenda LGBTI son y serán muchas y muy variadas: afectarán a libertades y derechos fundamentales, silenciarán e insultarán a quien difiera, reducirán el debate político en la sociedad, afectarán a la sociedad en sí misma, adoctrinarán a niños y jóvenes en las escuelas y a los no tan jóvenes con los medios de comunicación.  

Fuente: actuall.com

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