Por Roberto Cachanosky – infobae.com

Si bien las últimas restricciones que impuso el presidente para el AMBA no afectan solo a la educación, es claro que ya de por sí Argentina venía muy mal con la calidad del sistema educativo. Los contenidos de las materias tienen, en muchos casos, más de ideología que de educar en la verdadera historia de la Argentina con importantes lagunas históricas y otras materias con pésimos contenidos. Matemáticas, por ejemplo, se enseña muy mal.

Sin negar el impacto que las nuevas restricciones van a tener en la precaria situación de muchos comercios chicos como restaurantes, bares, su personal de cocina, mozos, etc., por no entrar en detalle en el caso de las empresas de turismo, hotelería, gimnasios, teatros, actores, músicos, etc., el gobierno parece estar despreciando profundamente algo tan importante como la educación.

Ya lo decía Sarmiento: “hay que educar al soberano”. El sanjuanino sabía que sin gente educada era imposible construir un país que luego de Caseros seguía siendo un desierto con gente inculta. El primer censo se hizo entre el 15 y el 17 de septiembre de 1869 y dio como resultado que el 77% de los habitantes nacionales era analfabeto. El tan despreciado por los progres Julio Argentino Roca, que poco leyeron de la conquista del desierto y deliberadamente desvirtúan lo que ocurrió en esa campaña pero gracias a él el sur argentino todavía es argentino, fue el que más escuelas construyó en ese período conocido como la generación del 80.

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Ejemplos modernos

Otro ejemplo que puede darse es el de Corea del Sur, que al dividirse en las dos coreas, se quedó con el peor territorio, es decir casi sin recursos naturales. Corea del Sur apostó a la educación y hoy tiene un ingreso per capita de US$ 31.800 por año y nosotros US$ 8.000 por año. Los políticos argentinos miraban a Corea por arriba del hombre allá por las décadas del 70 y del 80 y hoy ellos son una potencia económica.

También está el caso de Irlanda cuya educación universitaria goza de un gran prestigio internacional y de las mejores de Europa. Por eso Irlanda, además de hacer grandes reformas estructurales desde el punto de vista económico, tiene hoy un muy prestigioso sistema educativo universitario, al punto que ya muchos no van a las tradicionales universidades de Inglaterra, que por cierto tienen gran prestigio. Estudian en las prestigiosas universidades irlandesas.

Irlanda tiene un territorio más chico que el de Formosa, su población es de 4,8 millones de habitantes y tiene un ingreso per cápita de US$ 78.660 por año, casi 10 veces más que los que tiene Argentina a pesar de tener la pampa húmeda, Vaca Muerta, petróleo y el litio. Igual Irlanda nos supera en nivel de vida e incluso en exportaciones con US$ 400.000 millones al año versus los US$ 70.000 millones nuestros cuando llueve y hay una buena cosecha.

Redistribuir lo que hay

El populismo argentino cree que los recursos naturales son riqueza y solo hay que redistribuirla. No advierten que esos recursos naturales son solo eso si alguien no invierte su capital y trabajo para transformar los recursos naturales en riqueza.

Pero además tampoco advierten que el mundo está transitando una revolución tecnológica de tal envergadura que hace que el trabajo repetitivo lo hagan las máquinas, y libera mano de obra para hacer trabajo cerebro intensivo. El trabajo que viene es de gente capacitada, con gran sentido de la innovación y conocimiento. Basta con caminar por una fábrica de automóviles para ver que no hay cientos de obreros armando un auto. Lo hacen las máquinas. Son los robots los que los ensamblan, los pintan, le ponen las ruedas, etc.

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De manera que tener un pueblo educado no solo le otorga el beneficio de evitar caer en dictaduras, porque un pueblo educado sabe vivir por sí mismo sin amos que los guíen, sino que, además, es un factor fundamental para poder mejorar el nivel de vida de la población.

Un pueblo educado no solo otorga el beneficio de evitar caer en dictaduras; un pueblo educado sabe vivir por sí mismo sin amos que los guíen y es fundamental para mejorar el nivel de vida.

Ya se perdió un año de educación por la cuarentena eterna del 2020. No es lo mismo dar clases por zoom que las clases presenciales. Son totalmente diferentes. Seguir frenando la educación con la excusa de la pandemia, cuando todos los datos indican que los colegios no son focos de contagio, es empecinarse en tener un pueblo ignorante. Ya tenemos a casi el 60% de los chicos hasta 14 años viviendo en la pobreza y encima no les están dando educación, la herramienta fundamental para que puedan salir de ella en el futuro.

Insistir con cerrar las escuelas es condenar a los chicos a la pobreza y a la Argentina a retroceder al siglo XIX cuando Sarmiento mandó a hacer el primer censo y descubrió que el 77% de los habitantes nacionales era analfabeto.

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Tal vez sea la educación en gran obstáculo de los gobiernos populistas, porque un pueblo educado, además de poder vivir de su propio trabajo, sabe votar.

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